Infolinks In Text Ads

.

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner

.

-

Estadisticas de visitas Creative Commons License Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons. Peliculas juegos
INFOGRAFIA ESTORES ALQUILER DE AUTOS EN LIMA HURONES POSICIONAMIENTO WEB
juegos gratis

.

666

.

Seguidores

-

.

miércoles, 10 de junio de 2009

Psicología Revolucionaria

Psicología Revolucionaria




CAPITULO 1.- EL NIVEL DEL SER.

¿Q
uiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿Para dónde vamos? ¿para qué vivimos? ¿por qué vivimos?...
Incuestionablemente el pobre «Animal intelectual” equivocadamente llamado hombre, no sólo no sabe, sino además ni siquiera sabe que no sabe...
Lo peor de todo es la situación tan difícil y tan extraña en que nos encontramos, ignoramos el secreto de todas nuestras tragedias y sin embargo estamos convencidos de que lo sabemos todo...
Llévese un «Mamífero Racional», una persona de esas que en la vida presumen de influyentes, al centro del desierto del SAHARA, déjesele allí lejos de cualquier Oasis y obsérvese desde una nave aérea todo lo que sucede...
Los hechos hablarán por si mismos; el «Humanoide Intelectual» aunque presuma de fuerte y se crea muy hombre, en el fondo resulta espantosamente débil...
El «Animal Racional» es tonto en un ciento por ciento; piensa de sí mismo lo mejor; cree que puede desenvolverse maravillosamente mediante el KINDER-GARTEN, manuales de urbanidad, primarias, secundarias, bachillerato, universidad, el buen prestigio del papá, etc., etc., etc...
Desafortunadamente, tras de tantas letras y buenos modales y dinero, bien sabemos que cualquier dolor de estómago nos entristece y que en fondo continuamos siendo infelices y miserables...
Basta leer la Historia Universal para saber que somos los mismos bárbaros de antaño y que en vez de mejorar nos hemos vuelto peores...
Este siglo XX con toda su espectacularidad, guerras, prostitución, sodomía mundial, degeneración sexual, drogas, alcohol, crueldad exorbitante, perversidad extrema, monstruosidad, etc., etc., etc., es el espejo en que debemos mirarnos; no existe pues razón de peso como para jactarnos de haber llegado a una etapa superior de desarrollo...
Pensar que el tiempo significa progreso es absurdo, desgraciadamente los «Ignorantes ilustrados» continúan embotellados en el Dogma de la Evolución...
En todas las páginas negras de la «Negra Historia» hallamos siempre las mismas horrorosas crueldades, ambiciones, guerras, etc...
Sin embargo nuestros contemporáneos «Super-civilizados» están todavía convencidos de que eso de la Guerra es algo secundario, un accidente pasajero que nada tiene que ver con su cacareada «Civilización Moderna».
Ciertamente lo que importa es el modo de ser de cada persona; algunos sujetos serán borrachos, otros abstemios, aquellos honrados y estos otros sinvergüenzas; de todo hay en la vida...
La masa es la suma de los individuos; lo que es el individuo es la masa, es el Gobierno, etc... La masa es pues, la extensión del individuo; no es posible la transformación de las masas, de los pueblos, si el individuo,, si cada persona, no se transforma...
Nadie puede negar que existen distintos niveles sociales; hay gentes de iglesia y de prostíbulo; de comercio y de campo, etc., etc., etc.
Así también existen distintos Niveles del Ser. Lo que internamente somos, espléndidos o mezquinos, generosos o tacaños, violentos o apacibles, castos o lujuriosos, atrae las diversas circunstancias de la vida...
Un lujurioso atraerá siempre escenas, dramas y hasta tragedias de lascivia en las que se verá metido... Un borracho atraerá a los borrachos y se verá metido siempre en bares y cantinas, eso es obvio...
¿Qué atraerá el usurero?, ¿El egoísta? ¿Cuántos problemas? ¿Cárceles?, ¿desgracias?. Sin embargo la gente amargada, cansada de sufrir, tiene ganas de cambiar, voltear la página de su historia...
¡Pobres gentes! Quieren cambiar y no saben cómo; no conocen el procedimiento; están metidas en un callejón sin salida...
Lo que les sucedió ayer les sucede hoy y les sucederá mañana; repiten siempre los mismos errores y no aprenden las lecciones de la vida ni a cañonazos. Todas las cosas se repiten en su propia vida; dicen las mismas cosas, hacen las mismas cosas, lamentan las mismas cosas...
Esta repetición aburridora de dramas, comedias y tragedias, continuará mientras carguemos en nuestro interior los elementos indeseables de la Ira, Codicia, Lujuria, Envidia, Orgullo, Pereza, Gula, etc., etc., etc...
¿Cuál es nuestro nivel moral?, o mejor dijéramos: ¿Cuál es nuestro Nivel del Ser?. Mientras el Nivel del Ser no cambie radicalmente, continuará la repetición de todas nuestras miserias, escenas, desgracias e infortunios...
Todas las cosas, todas las circunstancias, que se suceden fuera de nosotros, en el escenario de este mundo, son exclusivamente el reflejo de lo que interiormente llevamos.
Con justa razón podemos aseverar solemnemente que «Lo exterior es el reflejo de lo interior». Cuando uno cambia interiormente y tal cambio es radical, lo exterior, las circunstancias, la vida, cambian también.
He estado observando por este tiempo, (Año 1974), un grupo de gentes que invadieron un terreno ajeno. Aquí en México tales gentes reciben el curioso calificativo de «Paracaidistas».
Son vecinos de la colonia Campestre Churubusco, están muy cerca a mi casa, motivo este por el cual he podido estudiarlos de cerca... Ser pobres jamás puede ser delito, más lo grave no está en eso, sino en su Nivel del Ser...
Diariamente se pelean entre sí, se emborrachan, se insultan mutuamente, se convierten en asesinos de sus propios compañeros de infortunio, viven ciertamente en inmundas chozas dentro de las cuales en vez de amor reina el odio...
Muchas veces he pensado en que si cualquier sujeto de esos, eliminara de su interior el odio, la ira, la lujuria, la embriaguez, la maledicencia, la crueldad, el egoísmo, la calumnia, la envidia, el amor propio, el orgullo, etc., etc., etc., gustaría a otras personas, se asociaría por simple Ley de Afinidades Psicológicas con gentes más refinadas, más espirituales; esas nuevas relaciones serían definitivas para un cambio económico y social...
Sería ese el sistema que le permitiría a tal sujeto, abandonar la «cochera», la «cloaca» inmunda...
Así pues, si realmente queremos un cambio radical, lo que primero debemos comprender es que cada uno de nosotros (ya sea blanco o negro, amarillo o cobrizo, ignorante o ilustrado, etc.), está en tal o cual Nivel del Ser.
¿Cuál es nuestro nivel de ser? ¿Habéis vosotros reflexionado alguna vez sobre eso? No sería posible pasar a otro nivel si ignoramos el estado en que nos encontramos.


CAPITULO 2. LA ESCALERA MARAVILLOSA

T
enemos que anhelar un cambio verdadero, salir de esta rutina aburridora, de esta vida meramente mecanicista, cansona... Lo que primero debemos comprender con entera claridad es que cada uno de nosotros ya sea burgués o proletariado, acomodado o de la clase media, rico o miserable, se encuentra realmente en tal o cual Nivel de Ser.
El nivel de ser del borracho es diferente al del abstemio y el de la prostituta muy distinto al de la doncella. Esto que estamos diciendo es irrefutable, irrebatible...
Al llegar a esta parte de nuestro capítulo, nada perdemos con imaginarnos una escalera que se extiende de abajo hacia arriba, verticalmente y con muchísimos escalones...
Incuestionablemente en algún escalón de éstos nos encontramos nosotros; escalones abajo habrá gentes peores que nosotros; escalones arriba se encontrarán personas mejores que nosotros...
En esta vertical extraordinaria, en esta escalera maravillosa, es claro que podemos encontrar todos los Niveles de Ser... cada persona es diferente y esto nadie puede refutarlo...
Indubitablemente no estamos ahora hablando de caras feas o bonitas, ni tampoco se trata de cuestión de edades. Hay gentes jóvenes y viejas, ancianos que ya están para morir y niños recién nacidos...
La cuestión del tiempo y de los años; eso de nacer, crecer, desarrollarse, casarse, reproducirse, envejecerse y morir, es exclusivo de la horizontal...
En la «Escalera maravillosa», en la vertical el concepto tiempo no cabe. En los escalones de tal escala sólo podemos encontrar Niveles de ser...
La esperanza mecánica de la gente no sirve para nada; creen que con el tiempo las cosas serán mejores; así pensaban nuestros abuelos y bisabuelos; los hechos precisamente han venido a demostrar lo contrario...
El nivel de ser es lo que cuenta y esto es vertical; nos hallamos en un escalón pero podemos subir a otro escalón...
La “Escalera maravillosa” de la que estamos hablando y que se refiere a los distintos Niveles de Ser, ciertamente, nada tiene que ver con el tiempo lineal...
Un nivel de ser más alto está inmediatamente por encima de nosotros de instante en instante... No está en ningún remoto futuro horizontal, sino aquí y ahora; dentro de nosotros mismos; en la vertical...
Es ostensible y cualquiera lo puede comprender, que las dos líneas -Horizontal y vertical- se encuentran de momento en momento en nuestro interior Psicológico y forman Cruz...
La personalidad se desarrolla y desenvuelve en la línea horizontal de la vida. Nace y muere dentro de su tiempo lineal; es perecedera; no existe ningún mañana para la personalidad del muerto; no es el Ser
Los niveles del Ser; el Ser mismo, no es del tiempo, nada tiene que ver con la línea horizontal; se encuentra dentro de nosotros mismos. Ahora, en la vertical...
Resultaría manifiestamente absurdo buscar a nuestro propio Ser fuera de sí mismos...
No está de más sentar como corolario lo siguiente: Títulos, grados, ascensos, etc., en el mundo físico exterior, en modo alguno originarían exaltación auténtica, revaluación del ser, paso a un escalón superior en los Niveles del Ser...


CAPITULO 3. REBELDIA PSICOLÓGICA

N
o está demás recordar a nuestros lectores, que existe un punto matemático dentro de nosotros mismos... Incuestionablemente tal punto, jamás se encuentra en el pasado, ni tampoco en el futuro...
Quien quiera descubrir ese punto misterioso, debe buscarlo aquí y ahora, dentro de sí mismo, exactamente en este instante, ni un segundo adelante, ni un segundo atrás...
Los dos palos Vertical y Horizontal de la santa cruz, se encuentran en este punto...
Nos hallamos pues de instante en instante ante los dos caminos: el Horizontal y el Vertical...
Es ostensible que el Horizontal es muy «cursi», por él andan «Vicente y toda la gente», «Villegas y todo el que llega», «Don Raymundo y todo el mundo»...
Es evidente que el Vertical es diferente; es el camino de los rebeldes inteligentes, el de los revolucionarios...
Cuando uno se acuerda de sí mismo, cuando trabaja sobre sí mismo, cuando no se identifica con todos los problemas y penas de la vida, de hecho va por la senda Vertical...
Ciertamente jamás resulta tarea fácil eliminar las emociones negativas; perder toda identificación con nuestro propio tren de vida; problemas de toda índole, negocios, deudas, pago de letras, hipotecas, teléfono, agua, luz, etc., etc., etc.,
Los desocupados, aquellos que por tal o cual motivo han perdido el empleo, el trabajo, evidentemente sufren por falta de dinero y olvidar su caso, no preocuparse, ni identificarse con su propio problema, resulta de hecho espantosamente difícil.
Quienes sufren, quienes lloran, aquellos que han sido víctimas de alguna traición, de un mal pago en la vida, de una ingratitud, de una calumnia o de algún fraude, realmente se olvidan de sí mismos, de su Real Ser íntimo, se identifican completamente con su tragedia moral...
El trabajo sobre sí mismo es la característica fundamental del Camino Vertical. Nadie podría hollar la Senda de la Gran Rebeldía, si jamás trabajase sobre sí mismo...
El trabajo sobre el que nos estamos refiriendo es de tipo Psicológico; se ocupa de cierta transformación del momento presente en que nos encontramos. Necesitamos aprender a vivir de instante en instante...
Por ejemplo: una persona que se encuentra desesperada por algún problema sentimental, económico o político, obviamente se ha olvidado de sí misma... Tal persona si se detiene un instante, si observa la situación y trata de recordarse a sí mismo y luego se esfuerza en comprender el sentido de su actitud...
Si reflexiona un poco, si piensa en que todo pasa; en que la vida es ilusoria, fugaz y en que la muerte reduce a cenizas a todas las vanidades del mundo...
Si comprende que su problema en el fondo no es más que una «llamarada de petate», un fuego fatuo que pronto se apaga, verá de pronto con sorpresa que todo ha cambiado...
Transformar reacciones mecánicas es posible mediante la confrontación lógica y la Auto-Reflexión íntima del Ser...
Es evidente que las gentes reaccionan mecánicamente ante las diversas circunstancias de la vida...
¡Pobres gentes!, suelen siempre convertirse en víctimas. Cuando alguien les adula sonríen; cuando les humillan sufren. Insultan si se les insulta; Hieren si se les hiere; nunca son libres; sus semejantes tienen poder para llevarles de la alegría a la tristeza, de la esperanza a la desesperación.
Cada persona de esas que van por el camino Horizontal, se parece a un instrumento musical, donde cada uno de sus semejantes toca lo que le viene en gana...
Quien aprende a transformar las relaciones mecánicas, de hecho se mete por el «Camino vertical».
Esto representa un cambio fundamental en el Nivel de Ser, resultado extraordinario de la «Rebeldía Psicológica».


CAPITULO 4. LA ESENCIA.

L
o que hace bello y adorable a todo niño recién nacido es su Esencia; ésta constituye en sí misma su verdadera realidad... El normal crecimiento de la Esencia en toda criatura, ciertamente es muy residual, incipiente...
El cuerpo humano crece y se desarrolla de acuerdo con las leyes biológicas de la especie, sin embargo tales posibilidades resultan por sí mismas muy limitadas para la Esencia...
Incuestionablemente la Esencia sólo puede crecer por sí misma sin ayuda, en pequeñísimo grado...
Hablando francamente y sin ambages diremos que el crecimiento espontáneo y natural de la esencia, sólo es posible durante los primeros tres, cuatro y cinco años de edad, es decir, en la primera etapa de la vida...
La gente piensa que el crecimiento y desarrollo de la Esencia se realiza siempre en forma continua, de acuerdo con la mecánica de la evolución, más el Gnosticismo Universal enseña claramente que esto no ocurre así...
Con el fin de que la esencia crezca más, algo muy especial debe suceder, algo nuevo hay que realizar...
Quiero referirme en forma enfática al Trabajo sobre sí mismo. El desarrollo de la Esencia únicamente es posible a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios...
Es necesario comprender que estos trabajos no se refieren a cuestiones de profesión, bancos, carpintería, albañilería, arreglo de líneas férreas o asuntos de oficina...
Este trabajo es para toda persona que ha desarrollado la personalidad; se trata de algo psicológico...
Todos nosotros sabemos que tenemos dentro de sí mismos eso que se llama EGO, YO, MI MISMO, SI MISMO...
Desgraciadamente la Esencia se encuentra embotellada, enfrascada, entre el ego y esto es lamentable...
Disolver el Yo Psicológico, desintegrar sus elementos indeseables, es urgente, inaplazable, impostergable... este es el sentido del Trabajo sobre sí mismo.
Nunca podríamos libertar la Esencia sin desintegrar previamente el Yo Psicológico...
En la Esencia está la Religión, el BUDDHA, la sabiduría, las partículas de dolor de nuestro padre que está en los cielos y todos los datos que necesitamos para la AUTO-REALIZACION INTIMA DEL SER.
Nadie podría aniquilar el Yo Psicológico sin eliminar previamente los elementos inhumanos que llevamos dentro...
Necesitamos reducir a cenizas la crueldad monstruosa de estos tiempos; la envidia que desgraciadamente ha venido a convertirse en el resorte secreto de la acción; la codicia insoportable que ha vuelto la vida tan amarga; la asqueante maledicencia; la calumnia que tantas tragedias origina; las borracheras; la inmunda lujuria que huele tan feo; etc., etc., etc.,...
A medida que todas esas abominaciones se van reduciendo a polvareda cósmica, la Esencia además de emanciparse, crecerá y se desarrollará armoniosamente...
Incuestionablemente cuando el Yo Psicológico ha muerto, resplandece en nosotros la Esencia...
La esencia libre nos confiere belleza íntima; de tal belleza emanan la felicidad perfecta y el verdadero Amor...
La esencia posee múltiples sentidos de perfección y extraordinarios poderes naturales...
Cuando morimos en «Sí mismos», cuando disolvemos el Yo Psicológico, gozamos de los preciosos sentidos y poderes de la Esencia.


CAPITULO 5. ACUSARSE A SI MISMO.

L
a Esencia que cada uno de nosotros lleva en su interior, viene de arriba, del Cielo, de las estrellas... Incuestionablemente la Esencia maravillosa proviene de la nota «LA» (La vía láctea, la Galaxia en que vivimos). Preciosa la Esencia pasa a través de la nota «SOL» (El sol) y luego de la nota «FA» (La zona planetaria) entra en este mundo y penetra en nuestro propio interior.
Nuestros padres crearon el cuerpo apropiado para la recepción de esta esencia que viene de las Estrellas...
Trabajando incesantemente sobre nosotros mismos y sacrificándonos por nuestros semejantes, regresaremos victoriosos al seno profundo de Urania...
Nosotros estamos viviendo en este mundo por algún motivo, para algo, por algún factor especial...
Obviamente en nosotros hay mucho que debemos ver, estudiar y comprender, si es que en realidad anhelamos saber algo sobre nosotros mismos, sobre nuestra propia vida...
Trágica es la existencia de aquél que muere sin haber conocido el motivo de su vida. Cada uno de nosotros debe descubrir por sí mismo el sentido de su propia vida; aquello que lo mantiene prisionero en la cárcel del dolor...
Ostensiblemente hay en cada uno de nosotros algo que nos amarga la vida y contra lo cual necesitamos luchar firmemente...
No es indispensable que continuemos en desgracia, es impostergable reducir a polvareda cósmica eso que nos hace tan débiles e infelices. De nada sirve engreírnos con títulos, honores, diplomas, dinero, vano racionalismo subjetivo, consabidas virtudes, etc., etc., etc.
No debemos olvidar jamás que la hipocresía y las tontas vanidades de la falsa personalidad, hacen de nosotros gentes torpes, rancias, retardatarias, reaccionarias, incapaces para ver lo nuevo...
La muerte tiene muchos significados tanto positivos como negativos. Consideremos aquella magnífica observación del Gran Kabir Jesús el Cristo. «Que los muertos sepulten a sus muertos». Muchas gentes aunque viven están de hecho muertas para todo posible trabajo sobre sí mismas y por ende, para cualquier transformación íntima.
Son personas embotelladas entre sus dogmas y creencias; gentes petrificadas en los recuerdos de muchos ayeres; individuos llenos de prejuicios ancestrales; personas esclavas del que dirán, espantosamente tibias, indiferentes, a veces «Sabihondas» convencidas de estar en la verdad porque así se lo dijeron, etc., etc., etc.
No quieren esas gentes entender que este mundo es un «Gimnasio Psicológico» mediante el cual sería posible aniquilar esa fealdad secreta que todos llevamos dentro...
Si esas pobres gentes comprendieran el estado tan lamentable en que se encuentran, temblarían de horror. Empero, tales personas piensan siempre de sí mismas lo mejor; se jactan de sus virtudes, se sienten perfectas, bondadosas, serviciales, nobles, caritativas, inteligentes, cumplidoras de sus deberes, etc.
La vida práctica como escuela es formidable pero tomarla como un fin en sí misma, es manifiestamente absurdo.
Quienes toman la vida en sí misma, tal como se vive diariamente, no han comprendido la necesidad de trabajar sobre sí mismos para lograr una «Transformación Radical». Desgraciadamente las gentes viven mecánicamente, nunca han oído decir algo sobre el trabajo interior...
Cambiar es necesario pero las gentes no saben como cambiar; sufren mucho y ni siquiera saben porque sufren...
Tener dinero no es todo, la vida de muchas personas ricas suele ser verdaderamente trágica...


CAPITULO 6. LA VIDA.

E
n el terreno de la vida práctica descubrimos siempre contrastes que asombran. Gentes adineradas con magnífica residencia y muchas amistades, a veces sufren espantosamente... Humildes proletarios de pico y pala o personas de la clase media, suelen vivir a veces en completa felicidad.
Muchos archimillonarios sufren de impotencia sexual y ricas matronas lloran amargamente la infidelidad del marido...
Los ricos de la tierra parecen buitres ante jaulas de oro, por estos tiempos no pueden vivir sin «Guardaespaldas»...
Los hombres de estado arrastran cadenas, nunca están libres, andan por doquiera rodeados de gente armada hasta los dientes...
Estudiemos esta situación más detenidamente. Necesitamos saber qué es la vida. Cada cual es libre de opinar como quiera...
Digan lo que digan ciertamente nadie sabe nada, la vida resulta un problema que nadie entiende...
Cuando las gentes desean contarnos gratuitamente la historia de su vida, citan acontecimientos, nombres y apellidos, fechas, etc., y sienten satisfacción al hacer sus relatos...
Esas pobres gentes ignoran que sus relatos están incompletos porque eventos, nombres y fechas, es tan sólo el aspecto externo de la película, falta el aspecto interno...
Es urgente conocer «Estados de conciencia», a cada evento le corresponde tal o cual estado anímico.
Los estados son interiores y los eventos son exteriores, los acontecimientos externos no son todo...
Entiéndase por estados interiores, las buenas o malas disposiciones, las preocupaciones, la depresión, la superstición, el temor, la sospecha, la misericordia, la auto-consideración, la sobre- estimación de sí mismo; estados de sentirse feliz, estados de gozo, etc., etc., etc.
Incuestionablemente los estados interiores pueden corresponderse exactamente con los acontecimientos exteriores o ser originados por éstos, o no tener relación alguna con los mismos...
En todo caso estados y eventos son diferentes. No siempre los sucesos se corresponden exactamente con estados afines.
El estado interior de un evento agradable podría no corresponderse con el mismo.
El estado interior de un evento desagradable podría no corresponderse con el mismo.
Acontecimientos aguardados durante mucho tiempo, cuando vinieron sentimos que faltaba algo...
Ciertamente faltaba el correspondiente estado interior que debía combinarse con el acontecimiento exterior...
Muchas veces el acontecimiento que no se esperaba viene a ser el que mejores momentos nos ha proporcionado...


CAPITULO 7. EL ESTADO INTERIOR.

C
ombinar estados interiores con acontecimientos exteriores en forma correcta, es saber vivir inteligentemente. Cualquier evento inteligentemente vivenciado exige su correspondiente estado interior específico...
Empero, desafortunadamente las gentes cuando revisan su vida, piensan que ésta en sí misma está constituida exclusivamente por eventos exteriores...
¡Pobres gentes! piensan que si tal o cual acontecimiento no les hubiese sucedido, su vida habría sido mejor...
Suponen que la suerte les salió al encuentro y que perdieron la oportunidad de ser felices...
Lamentan lo perdido, lloran lo que despreciaron, gimen recordando los viejos tropiezos y calamidades...
No quieren darse cuenta las gentes que vegetar no es vivir y que la capacidad para existir conscientemente depende exclusivamente de la calidad de los estados interiores del Alma...
No importa ciertamente cuan hermosos sean los acontecimientos externos de la vida, si no nos encontramos en tales momentos en el estado interior apropiado, los mejores eventos pueden parecernos monótonos, cansones o simplemente aburridores...
Alguien aguarda con ansiedad la fiesta de bodas, es un acontecimiento, más podría suceder que se estuviese tan preocupado en el momento preciso del evento, que realmente no gustase en ello ningún deleite y que todo aquello se tornase tan árido y frío como un protocolo...
La experiencia nos ha enseñado que no todas las personas que asisten a un banquete o a un baile, gozan de verdad...
Nunca falta un aburrido en el mejor de los festejos y las piezas más deliciosas alegran a unos y hacen llorar a otros...
Muy raras son las personas que saben combinar conscientemente el evento externo con el estado interior apropiado...
Es lamentable que las gentes no sepan vivir conscientemente: lloran cuando deben reír y ríen cuando deben llorar...
Control es diferente. El sabio puede estar alegre más nunca jamás lleno de loco frenesí; triste pero nunca desesperado y abatido. sereno en medio de la violencia; abstemio en la orgía; casto entre la lujuria, etc....
Las personas melancólicas y pesimistas piensan de la vida lo peor y francamente no desean vivir... Todos los días vemos gentes que no solamente son infelices, sino que además y lo que es peor, hacen también amarga la vida de los demás... Gentes así no cambiarían ni viviendo diariamente de fiesta en fiesta; la enfermedad psicológica la llevan en su interior... tales personas poseen estados íntimos definitivamente perversos...
Sin embargo esos sujetos se auto-califican como justos, santos, virtuosos, nobles, serviciales, mártires, etc., etc., etc... Son gentes que se auto-consideran demasiado; personas que se quieren mucho a sí mismas...
Individuos que se apiadan mucho de sí mismos y que siempre buscan escapatorias para eludir sus propias responsabilidades... Personas así están acostumbradas a las emociones inferiores y es ostensible que por tal o cual motivo crean diariamente elementos psíquicos infrahumanos. Los eventos desgraciados, reveses de fortuna, miseria, deudas, problemas, etc., son exclusividad de aquellas personas que no saben vivir...
Cualquiera puede formarse una rica cultura intelectual, más son muy pocas las personas que han aprendido a vivir rectamente...
Cuando uno quiere separar los eventos exteriores de los estados interiores de la conciencia, demuestra concretamente su incapacidad para existir dignamente. Quienes aprenden a combinar conscientemente eventos exteriores y estados interiores, marchan por el camino del éxito...


CAPITULO 8. ESTADOS EQUIVOCADOS

I
ncuestionablemente en la rigurosa observación del mí mismo, resulta siempre impostergable e inaplazable hacer una completa diferenciación lógica en relación con los acontecimientos exteriores de la vida práctica y los estados íntimos de la conciencia.
Necesitamos con urgencia saber donde estamos situados en un momento dado, tanto en relación con el estado íntimo de la conciencia, como en la naturaleza específica del acontecimiento exterior que nos está sucediendo.
La vida en sí misma es una serie de acontecimientos que se procesan a través del tiempo y del espacio...
Alguien dijo: «La vida es una cadena de martirios que lleva el hombre enredada en el Alma»...
Cada cual es muy libre de pensar como quiera; Yo creo que a los efímeros placeres de un instante fugaz, le suceden siempre el desencanto y la amargura...
Cada acontecimiento tiene su sabor característico especial y los estados interiores son asimismo de distinta clase; esto es incontrovertible, irrefutable...
Ciertamente el trabajo interior sobre sí mismo se refiere en forma enfática a los diversos estados psicológicos de la conciencia. Nadie podría negar que en nuestro interior cargamos con muchos errores y que existen estados equivocados...
Si de verdad queremos cambiar realmente, necesitamos con urgencia máxima e inaplazable, modificar radicalmente esos estados equivocados de la conciencia...
La modificación absoluta de los estados equivocados, origina transformaciones completas en el terreno de la vida práctica...
Cuando uno trabaja seriamente sobre los estados equivocados, obviamente los sucesos desagradables de la vida, ya no pueden herirle tan fácilmente...
Estamos diciendo algo que sólo es posible comprenderlo vivenciándolo, sintiéndolo realmente en el terreno mismo de los hechos...
Quien no trabaja sobre sí mismo es siempre víctima de las circunstancias; es como mísero leño entre las aguas tormentosas del océano...
Los acontecimientos cambian incesantemente en sus múltiples combinaciones; vienen uno tras otro en oleadas, son influencias...
Ciertamente existen buenos y malos acontecimientos; algunos eventos serán mejores o peores que otros...
Modificar ciertos eventos es posible; alterar resultados, modificar situaciones, etc., está ciertamente dentro del número de las posibilidades.
Empero existen situaciones de hecho que de verdad no pueden ser alteradas; en estos últimos casos deben aceptarse conscientemente, aunque algunas resulten muy peligrosas y hasta dolorosas...
Incuestionablemente el dolor desaparece cuando no nos identificamos con el problema que se ha presentado...
Debemos considerar la vida como una serie sucesiva de Estados interiores; una historia auténtica de nuestra vida en particular está formada por todos esos estados...
Al revisar la totalidad de nuestra propia existencia, podemos verificar por sí mismos en forma directa, que muchas situaciones desagradables fueron posibles gracias a estados interiores equivocados...
Alejandro Magno aunque siempre fue temperante por naturaleza, se entregó por orgullo a los excesos que le produjeron la muerte...
Francisco I murió a causa de un sucio y abominable adulterio, que muy bien recuerda la historia todavía...
Cuando Marat fue asesinado por una monja perversa, se moría de soberbia y de envidia, se creía a sí mismo absolutamente justo...
Las damas del Parque de los Siervos incuestionablemente acabaron totalmente la vitalidad del espantoso fornicario llamado Luis XV.
Muchas son las gentes que mueren por ambición, ira o celos, esto lo saben muy bien los Psicólogos...
En cuanto nuestra voluntad se confirma irrevocablemente en una tendencia absurda, nos convertimos en candidatos para el panteón o cementerio...
Otelo debido a los celos se convirtió en asesino y la cárcel está llena de equivocados sinceros...


CAPITULO 9. SUCESOS PERSONALES.

P
lena auto-observación íntima del Mí mismo, resulta inaplazable cuando se trata de descubrir estados psicológicos equivocados. Incuestionablemente los estados interiores equivocados pueden ser corregidos mediante procedimientos correctos.
Como quiera que la vida interior es el imán que atrae los eventos exteriores, necesitamos con urgencia máxima inaplazable, eliminar de nuestra psiquis los estados psicológicos erróneos.
Corregir estados psicológicos equivocados es indispensable cuando se quiera alterar fundamentalmente la naturaleza de ciertos eventos indeseables.
Alterar nuestra relación con determinados eventos, es posible si eliminamos de nuestro interior ciertos estados psicológicos absurdos.
Situaciones exteriores destructivas, podrían convertirse en inofensivas y hasta constructivas mediante la inteligente corrección de los estados interiores erróneos.
Uno puede cambiar la naturaleza de los eventos desagradables que nos ocurren, cuando se purifica íntimamente.
Quien jamás corrige los estados psicológicos absurdos, creyéndose muy fuerte se convierte en víctima de las circunstancias.
Poner orden en nuestra desordenada casa interior es vital, cuando se desea cambiar el curso de una desgraciada existencia.
Las gentes se quejan de todo, sufren, lloran, protestan, quisieran cambiar de vida, salir del infortunio en que se encuentran, desafortunadamente no trabajan sobre sí mismas.
No quieren darse cuenta las gentes que la vida interior atrae circunstancias exteriores y que si éstas son dolorosas se debe a los estados interiores absurdos.
Lo exterior es tan sólo el reflejo de lo interior, quien cambia interiormente origina un nuevo orden de cosas.
Los eventos exteriores jamás serían tan importantes, como el modo de reaccionar ante los mismos.
¿Permanecisteis sereno ante el insultador? ¿Recibisteis con agrado las manifestaciones desagradables de vuestros semejantes?
¿De que manera reaccionasteis ante la infidelidad del ser amado? ¿Te dejaste llevar por el veneno de los celos? ¿Mataste? ¿Estáis en la cárcel?
Los hospitales, los cementerios o panteones, las cárceles, están llenas de sinceros equivocados que reaccionaron en forma absurda ante los eventos exteriores.
La mejor arma que un hombre puede usar en la vida, es un estado Psicológico correcto.
Uno puede desarmar fieras y desenmascarar traidores, mediante estados interiores apropiados.
Los estado interiores equivocados nos convierten en víctimas indefensas de la perversidad humana.
Aprended a enfrentaros ante los sucesos más desagradables de la vida práctica con una actitud interior apropiada...
No os identifiquéis con ningún acontecimiento; recordad que todo pasa; aprended a ver la vida como una película y recibiréis los beneficios...
No olvidéis que acontecimientos sin ningún valor podrían llevaros a la desgracia, si no elimináis de vuestra psiquis los estados interiores equivocados.
Cada evento exterior necesita incuestionablemente el billete apropiado; es decir, el estado Psicológico preciso.



CAPITULO 10. LOS DIFERENTES YOES

E
l Mamífero Racional equivocadamente llamado hombre, realmente no posee una individualidad definida. Incuestionablemente esta falta de unidad Psicológica en el humanoide, es la causa de tantas dificultades y amarguras.
El cuerpo físico es una unidad completa y trabaja como un todo orgánico, a menos de estar enfermo.
Empero, la vida interior del humanoide en modo alguno es una unidad psicológica.
Lo más grave de todo esto, a despecho de lo que digan las diversas escuelas de tipo Seudo-Esotérico y Seudo-Ocultista, es la ausencia de organización Psicológica en el fondo íntimo de cada sujeto. Ciertamente en tales condiciones, no existe trabajo armonioso como un todo, en la vida interior de las personas.
El humanoide, respecto de su estado interior, es una multiplicidad psicológica, una suma de «Yoes». Los ignorantes ilustrados de esta época tenebrosa, le rinden culto al «Yo», lo endiosan, lo ponen en los altares, lo llaman «alter ego», «Yo Superior», «Yo Divino», etc., etc., etc.
No quieren darse cuenta los sabihondos de esta edad negra en que vivimos, que «Yo Superior» o «yo Inferior», son dos secciones del mismo Ego Pluralizado...
El humanoide no tiene ciertamente un «Yo Permanente» sino una multitud de diferentes Yoes infrahumanos y absurdos. El pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre, es semejante a una casa en desorden donde en vez de un amo, existen muchos criados que quieren siempre mandar y hacer lo que les viene en gana...
El mayor error del Seudo-Esoterismo y Seudo-Ocultismo barato, es suponer que los otros poseen o que se tiene un «Yo permanente e Inmutable» sin principio y sin fin...
Si esos que así piensan despertaran conciencia aunque fuese por un instante, podrían evidenciar claramente por sí mismos, que el humanoide racional nunca es el mismo por mucho tiempo...
El mamífero intelectual desde el punto de vista psicológico, está cambiando continuamente...
Pensar que si una persona se llama Luis es siempre Luis, resulta algo así como una broma de muy mal gusto...
Ese sujeto a quien se llama Luis tiene en sí mismo otros «Yoes», otros egos, que se expresan a través de su personalidad en diferentes momentos y aunque Luis no guste de la codicia, otro «Yo» en él Llamémosle Pepe gusta de la codicia, y así sucesivamente...
Ninguna persona es la misma en forma continua, realmente no se necesita ser muy sabio como para darse cuenta cabal de los innumerables cambios y contradicciones de cada sujeto...
Suponer que alguien pose un «Yo permanente» e inmutable equivale desde luego a un abuso para con el prójimo y para consigo mismo...
Dentro de cada persona viven muchas personas, muchos «yoes», esto lo puede verificar por sí mismo y en forma directa, cualquier persona despierta, consciente...


CAPITULO 11. EL QUERIDO EGO.

C
omo quiera que superior e inferior son dos secciones de una misma cosa, no está de más sentar el siguiente corolario: «Yo superior, Yo inferior» son dos aspectos del mismo Ego tenebroso y pluralizado.
El denominado «Yo divino» o «Yo superior», «Alter Ego» o algo por el estilo, es ciertamente una triquiñuela del «Mí mismo», una forma de AUTO-ENGAÑO.
Cuando el Yo quiere continuar aquí y en el más allá, se Auto-Engaña con el falso concepto de un Yo Divino Inmortal...
Ninguno de nosotros tiene un «Yo» verdadero, permanente, inmutable, eterno, inefable, etc., etc., etc.
Ninguno de nosotros tiene en verdad una verdadera y auténtica Unidad de Ser; desafortunadamente ni siquiera poseemos una legítima individualidad.
El Ego aunque continúa más allá del sepulcro, tiene sin embargo un principio y un fin.
El Ego, el Yo, nunca es algo individual, unitario, unitotal. Obviamente el «yo» es Yoes.
En el Tíbet Oriental a los «Yoes» se les denomina «Agregados Psíquicos» o simplemente «Valores» sean estos últimos positivos o negativos.
Si pensamos en cada «Yo» como una persona diferente, podemos aseverar en forma enfática lo siguiente:
«Dentro de cada persona que vive en el mundo, existen muchas personas».
Incuestionablemente dentro de cada uno de nosotros viven muchísimas personas diferentes, algunas mejores, otras peores...
Cada uno de estos Yoes, cada una de estas personas, lucha por la supremacía, quiere ser exclusiva, controla el cerebro intelectual o los centros emocional y motor cada vez que puede, mientras otro lo desplaza...
La doctrina de los muchos Yoes fue enseñada en el Tíbet Oriental por los verdaderos clarividentes, por los auténticos iluminados...
Cada uno de nuestros defectos psicológicos está personificado en tal o cual Yo. Como quiera que tenemos millares y hasta millones de defectos, ostensiblemente vive mucha gente en nuestro interior.
En cuestiones psicológicas hemos podido evidenciar claramente que los sujetos paranoicos, ególatras y mitómanos, por nada de la vida abandonarían el culto al querido Ego.
Incuestionablemente tales gentes odian mortalmente la Doctrina de los muchos «Yoes».
Cuando uno de verdad quiere conocerse a sí mismo, debe auto-observarse y tratar de conocer los diferentes «Yoes» que están metidos dentro de la personalidad.
Si alguno de nuestros lectores no comprende todavía esta Doctrina de los Muchos Yoes, se debe exclusivamente a la falta de práctica en materia de Auto-Observación.
A medida que uno practica la auto-observación interior, va descubriendo por sí mismo a muchas gentes, a muchos «Yoes», que viven dentro de nuestra propia personalidad.
Quienes niegan la Doctrina de los muchos yoes, quienes adoran a un Yo Divino, indubitablemente jamás se han Auto-observado seriamente. Hablando esta vez en estilo Socrático diremos que esas gentes no sólo ignoran sino además ignoran que ignoran.
Ciertamente jamás podríamos conocernos a sí mismos, sin la auto-observación seria y profunda.
En tanto un sujeto cualquiera siga considerándose como Uno, es claro que cualquier cambio interior será algo más que imposible.


CAPITULO 12. EL CAMBIO RADICAL.

E
n tanto un hombre prosiga con el error de creerse a sí mismo uno, único, individual, es evidente que el cambio radical será algo más que imposible. El hecho mismo de que el trabajo Esotérico comience con la rigurosa observación de sí mismo, nos está indicando una multiplicidad de factores psicológicos, Yoes o elementos indeseables que es urgente extirpar, erradicar de nuestro interior.
Incuestionablemente en modo alguno sería posible eliminar errores desconocidos, urge observar previamente aquello que queremos separar de nuestra psiquis. Este tipo de trabajo no es externo sino interno y quienes piensen que cualquier manual de urbanidad o sistema ético externo y superficial les pueda llevar al éxito, estarán de hecho totalmente equivocados.
El hecho concreto y definitivo de que el trabajo íntimo empiece con la atención concentrada en la observación plena de sí mismo, es motivo más que suficiente como para demostrar que esto exige un esfuerzo personal muy particular de cada uno de nosotros.
Hablando francamente y sin ambages, aseveramos en forma enfática lo siguiente: Ningún ser humano podría hacer este trabajo por nosotros. No es posible cambio alguno en nuestra psiquis, sin la observación directa de todo ese conjunto de factores subjetivos que llevamos dentro.
Dar por aceptado la multiplicidad de errores, descartando la necesidad de estudio y observación directa de los mismos, significa de hecho una evasiva o escapatoria, una huida de sí mismo, una forma de auto-engaño.
Sólo a través del esfuerzo riguroso de la observación juiciosa de sí mismo, sin escapatorias de ninguna especie, podremos evidenciar realmente que no somos «Uno» sino «Muchos». Admitir la pluralidad del Yo y evidenciarla a través de la observación rigurosa, son dos aspectos diferentes.
Alguien puede aceptar la Doctrina de los muchos Yoes, sin haberlo jamás evidenciado; esto último sólo es posible auto-observándose cuidadosamente. Rehuir el Trabajo de observación íntima, buscar evasivas, es signo inconfundible de degeneración.
Mientras un hombre sustente la ilusión de que es siempre una y la misma persona, no puede cambiar y, es obvio que la finalidad de este trabajo es precisamente lograr un cambio gradual en nuestra vida interior.
La transformación radical es una posibilidad definida que normalmente se pierde cuando no se trabaja sobre sí mismo. El punto inicial del cambio radical permanece oculto mientras el hombre continúe creyéndose uno. Quienes rechazan la Doctrina de los Muchos yoes, demuestran claramente que jamás se han Auto-observado seriamente.
La severa observación de sí mismo sin escapatorias de ninguna especie, nos permite verificar por sí mismos el crudo realismo de que no somos Uno sino Muchos. En el mundo de las opiniones subjetivas, diversas teorías seudo-esotéricas o seudo-ocultistas, sirven siempre de callejón para huir de sí mismos...
Incuestionablemente la ilusión de que es siempre una y la misma persona, sirve de escollo para la auto-observación.
Alguien podría decir:» Sé que no soy Uno sino Muchos, la Gnosis me lo ha enseñado». Tal afirmación aunque fuese muy sincera si no existiese plena experiencia vivida sobre ese aspecto doctrinario, obviamente tal afirmación sería algo meramente externo y superficial.
Evidenciar, experimentar y comprender es lo fundamental, sólo así es posible trabajar conscientemente para lograr un cambio radical.
Afirmar es una cosa y comprender es otra. Cuando alguien dice: «Comprendo que no soy Uno sino Muchos», si su comprensión es verdadera y no mera palabrería insubstancial de charla ambigua, esto indica, señala, acusa, plena verificación de la Doctrina de los Muchos Yoes. Conocimiento y comprensión son diferentes. El primero de estos es de la mente, el segundo del corazón.
El mero conocimiento de la Doctrina de los Muchos Yoes de nada sirve; desafortunadamente por estos tiempos en que vivimos, el conocimiento ha ido mucho más allá de la comprensión, porque el pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre, desenvolvió exclusivamente el lado del conocimiento olvidando lamentablemente el correspondiente lado del Ser.
Conocer la Doctrina de los muchos Yoes y comprenderla, es fundamental para todo cambio radical verdadero. Cuando un hombre comienza a observarse detenidamente a sí mismo, desde el ángulo de que no es Uno sino muchos, obviamente ha iniciado el trabajo serio sobre su naturaleza.



CAPITULO 13. OBSERVADOR Y OBSERVADO.

E
s muy claro y no resulta difícil comprender, que cuando alguien empieza a observarse a sí mismo seriamente desde el punto de vista que no es Uno sino muchos, comienza realmente a trabajar sobre todo eso que carga dentro.
Es óbice, obstáculo, tropiezo, para el trabajo de la Auto-Observación Intima, los siguientes defectos Psicológicos: * Mitomanía (Delirio de grandeza, creerse un Dios). * Egolatría (Creencia en un Yo permanente; adoración a cualquier especie de Alter-Ego). * Paranoia (Sabihondez, Autosuficiencia, engreimiento, creerse infalible, orgullo místico, persona que no sabe ver el punto de vista ajeno).
Cuando se continúa con la convicción absurda que se es uno, que se posee un Yo permanente, resulta algo más que imposible el Trabajo serio sobre sí mismo.
Quien siempre se cree uno, nunca será capaz de separarse de sus propios elementos indeseables. Considerará a cada pensamiento, sentimiento, deseo, emoción, pasión, afecto, etc., etc., etc., como funcionalismos diferentes, inmodificables, de su propia naturaleza y hasta se justificará ante los demás diciendo que tales o cuales defectos personales son de carácter hereditario...
Quien acepta la Doctrina de los Muchos Yoes, comprende a base de observación, que cada deseo, pensamiento, acción, pasión, etc., corresponde a este u otro Yo distinto, diferente...
Cualquier atleta de la Auto-Observación íntima, trabaja muy seriamente dentro de sí mismo y se esfuerza por apartar de su psiquis los diversos elementos indeseables que carga dentro...
Si uno de verdad y muy sinceramente comienza a observarse internamente, resulta dividiéndose en dos: Observador y Observado. Si tal división no se produjera, es evidente que nunca daríamos un paso adelante en la Vía maravillosa del Auto-Conocimiento.
¿Cómo podríamos observarnos a sí mismos si cometiéramos el error de no querer dividirnos entre observador y observado?.
Si tal división no se produjera, es obvio que nunca daríamos un paso adelante en el camino del Auto-Conocimiento. Indubitablemente cuando esta división no se sucede continuamos identificados con todos los procesos del Yo pluralizado...
Quien se identifica con los diversos procesos del yo pluralizado es siempre víctima de las circunstancias.
¿Cómo podría modificar circunstancias aquel que no se conoce a sí mismo? ¿Cómo podría conocerse a sí mismo quien nunca se ha observado internamente? ¿De qué manera podría alguien auto-observarse si no se divide en Observador y observado?
Ahora bien, nadie puede empezar a cambiar radicalmente en tanto no sea capaz de decir: «Este deseo es un yo animal que debo eliminar» «Este pensamiento egoísta es otro Yo que me atormenta y que necesito desintegrar»; « este sentimiento que hiere mi corazón es un Yo intruso que necesito reducir a polvareda cósmica»; etc., etc., etc.,
Naturalmente esto es imposible para quien nunca se ha dividido entre observador y observado.
Quien toma todos sus procesos psicológicos como funcionalismos de un Yo único, Individual y permanente se encuentra tan identificado con todos sus errores, los tiene tan unidos a sí mismo, que ha perdido por tal motivo la capacidad para separarlos de su psiquis.
Obviamente personas así jamás pueden cambiar radicalmente, son gentes condenadas al más rotundo fracaso.


CAPITULO 14. PENSAMIENTOS NEGATIVOS.

P
ensar profundamente y con plena atención resulta extraño por esta época involutiva y decadente. Del centro intelectual surgen diversos pensamientos provenientes, no de un yo permanente como suponen neciamente los ignorantes ilustrados, sino de los diferentes «yoes» en cada uno de nosotros.
Cuando un hombre está pensando, cree firmemente que él en sí mismo y por sí mismo está pensando.
No quiere darse cuenta el pobre mamífero intelectual que los múltiples pensamientos que por su entendimiento cruzan, tienen su origen en los distintos Yoes que llevamos dentro.
Esto significa que no somos verdaderos individuos pensantes, realmente todavía no tenemos mente individual.
Sin embargo, cada uno de los diferentes Yoes que cargamos dentro, usa nuestro centro intelectual, lo utiliza cada vez que puede para pensar.
Absurdo sería pues, identificarnos con tal o cual pensamiento negativo y perjudicial, creyéndolo propiedad particular.
Obviamente este o aquel pensamiento negativo proviene de cualquier Yo que en un momento dado ha usado abusivamente nuestro centro intelectual.
Pensamientos negativos los hay de distinta especie: Sospecha, mala voluntad hacia otra persona, celos pasionales, celos religiosos, celos políticos, celos por amistades o de tipo familiar, codicia, lujuria, venganza, ira, orgullo, envidia, odio, resentimiento, hurto, adulterio, pereza, gula, etc., etc., etc.
Realmente son tantos los defectos Psicológicos que tenemos, que aunque tuviéramos paladar de acero y mil lenguas para hablar, no alcanzaríamos a enumerarlos cabalmente.
Como secuencia o corolario de lo antes dicho, resulta descabellado identificarnos con los pensamientos negativos.
Como quiera que no es posible que exista efecto sin causa, afirmamos solemnemente que nunca podría existir un pensamiento por sí mismo, por generación espontánea...
La relación entre pensador y pensamiento es ostensible; cada pensamiento negativo tiene su origen en un pensador diferente.
En cada uno de nos existen tantos pensadores negativos, cuantos pensamientos de la misma índole.
Mirada esta cuestión desde el ángulo pluralizado de «Pensadores y Pensamientos», sucede que cada uno de los «Yoes» que cargamos en nuestra psiquis, es ciertamente un pensador diferente.
Incuestionablemente dentro de cada uno de nos, existen demasiados pensadores; sin embargo, cada uno de éstos a pesar de ser tan sólo parte, se cree el todo, en un momento dado...
Los mitómanos, los ególatras, los narcisistas, los paranoicos, nunca aceptarían la tesis de «La Pluralidad de Pensadores» porque se quieren demasiado a sí mismos, se sienten el «Papá de Tarzán» o «La Mamá de lo pollitos».
¿Cómo podrían tales gentes anormales aceptar la idea de que no poseen una mente individual, genial, maravillosa?...
Sin embargo tales sabihondos piensan de sí mismos lo mejor y hasta se visten con la túnica de Aristipo para demostrar sabiduría y humildad...
Cuenta por ahí la leyenda de los siglos que Aristipo, queriendo demostrar sabiduría y humildad, se vistió con una vieja túnica llena de agujeros; empuñó con la diestra el bastón de la Filosofía y se fue por las calles de Atenas...
Dicen que cuando Sócrates le vio venir, exclamó con gran voz: «Oh Aristipo, se ve tu vanidad a través de los agujeros de tu vestidura!».
Quien no vive siempre en estado de Alerta Novedad, Alerta percepción, pensando que está pensando, se identifica fácilmente con cualquier pensamiento negativo.
De resultas de esto, fortalece lamentablemente el poder siniestro del «Yo negativo», autor del correspondiente pensamiento en cuestión.
Cuanto más nos identificamos con un pensamiento negativo, tanto más esclavos seremos del correspondiente «YO» que le caracteriza.
Con respecto a la Gnosis, al camino secreto, al Trabajo sobre sí mismo, nuestras tentaciones particulares se encuentran precisamente en los Yoes que odian la gnosis, el Trabajo esotérico, porque no ignoran que su existencia dentro de nuestra psiquis está mortalmente amenazada por la Gnosis y por el trabajo.
Esos «Yoes Negativos» y pendencieros se apoderan fácilmente de ciertos rollos mentales almacenados en nuestro Centro Intelectual y originan secuencialmente corrientes mentales nocivas y perjudiciales. Si aceptamos esos pensamientos, esos «Yoes negativos» que en un momento dado controlan nuestro centro intelectual, seremos entonces incapaces de librarnos de sus resultados
Jamás debemos olvidar que todo «Yo negativo» se Auto-engaña, y engaña, conclusión: Miente.
Cada vez que sentimos una súbita pérdida de fuerza, cuando el aspirante se desilusiona de la Gnosis, del Trabajo Esotérico cuando pierde el entusiasmo y abandona lo mejor, es obvio que ha sido engañado por algún «Yo Negativo»
El «Yo negativo de los celos», engaña a los seres que se adoran y destruye la dicha de los mismos. El «Yo negativo del orgullo místico» engaña a los devotos del camino, y éstos, sintiéndose sabios, aborrecen a su maestro o le traicionan...
El Yo Negativo apela a nuestras experiencias personales, a nuestros recuerdos, a nuestros mejores anhelos, a nuestra sinceridad y, mediante una rigurosa selección de todo esto, presenta algo en una falsa luz, algo que fascina y viene el fracaso...
Sin embargo, cuando uno descubre el «Yo» en acción, cuando ha aprendido a vivir en estado de alerta, tal engaño se hace imposible...


CAPITULO 15. LA INDIVIDUALIDAD.

C
reerse «Uno», ciertamente es una broma de muy mal gusto; desafortunadamente esta vana ilusión existe dentro de cada uno de nosotros. Lamentablemente siempre pensamos de nosotros mismos lo mejor, jamás se nos ocurre comprender que ni siquiera poseemos individualidad verdadera. Lo peor del caso es que hasta nos damos el lujo falso de suponer que cada uno de nosotros goza de plena conciencia y voluntad propia.
¡Pobres de nosotros! ¡Cuán necios somos! No hay duda de que la ignorancia es la peor de las desgracias.
Dentro de cada uno de nos existen muchos miles de Individuos diferentes, sujetos distintos, Yoes o gentes que riñen entre sí, que se pelean por la supremacía y que no tienen orden o concordancia alguna. Si fuéramos conscientes, si despertáramos de tantos sueños y fantasías, cuán distinta sería la vida...
Más para colmo de nuestro infortunio, las emociones negativas y las auto-consideraciones y amor propio, nos fascinan, nos hipnotizan, jamás nos permitimos acordarnos de sí mismos, vernos tal cual somos...
Creemos tener una sola voluntad cuando en realidad poseemos muchas voluntades diferentes (Cada yo tiene la suya). La tragicomedia de toda esta multiplicidad interior resulta pavorosa; las diferentes voluntades interiores chocan entre sí, viven en conflicto continuo, actúan en diferentes direcciones.
Si tuviéramos verdadera individualidad, si poseyéramos una Unidad en vez de una multiplicidad, tendríamos también continuidad de propósitos, conciencia despierta, voluntad particular, individual.
Cambiar es lo indicado, sin embargo debemos empezar por ser sinceros con nosotros mismos. Necesitamos hacer un inventario Psicológico de sí mismos para conocer lo que nos sobre y lo que nos falta. Es posible conseguir Individualidad, más si creemos tenerla tal posibilidad desaparecerá.
Es evidente que jamás lucharíamos por conseguir algo que creemos tener. La fantasía nos hace creer que somos poseedores de la individualidad y hasta existen en el mundo escuelas que así lo enseñan.
Es urgente luchar contra la fantasía, ésta nos hace aparecer como si fuéramos esto, o aquello, cuando en realidad somos miserables, desvergonzados y perversos.
Pensamos que somos hombres, cuando en verdad somos tan sólo mamíferos intelectuales desprovistos de individualidad. Los mitómanos se creen Dioses, Mahatmas, etc., sin sospechar que ni siquiera tienen mente individual y Voluntad Consciente.
Los ególatras adoran tanto a su querido Ego, que nunca aceptarían la idea de la Multiplicidad de Egos dentro de sí mismos. Los paranoicos con todo el orgullo clásico que les caracteriza, ni siquiera leerán este libro...
Es indispensable luchar a muerte contra la fantasía acerca de nosotros mismos, si es que no queremos ser víctimas de emociones artificiales y experiencias falsas que además de ponernos en situaciones ridículas, detienen toda posibilidad de desarrollo interior.
El Animal intelectual está tan hipnotizado por su fantasía, que sueña que es león o águila cuando en verdad no es más que un vil gusano del lodo de la tierra. El mitómano jamás aceptaría estas afirmaciones renglones arriba hechas; obviamente él se siente archihierofante digan lo que digan; sin sospechar que la fantasía es meramente nada, «Nada sino fantasía»
La fantasía es una fuerza real que actúa universalmente sobre la humanidad y que mantiene al humanoide intelectual en estado de sueño, haciéndole creer que ya es un hombre, que posee verdadera individualidad, voluntad, conciencia despierta, mente particular, etc., etc., etc...
Cuando pensamos que somos uno, no podemos movernos de donde estamos en sí mismos, permanecemos estancados y por último degeneramos, involucionamos.
Cada uno de nos se encuentra en determinada etapa Psicológica y no podremos salir de la misma, a menos que descubramos directamente a todas esas personas o Yoes que viven dentro de nuestra persona.
Es claro que mediante la Auto-Observación íntima podremos ver a las gentes que viven en nuestra psiquis y que necesitamos eliminar para lograr la transformación radical.
Esta percepción, esta auto-observación, cambia fundamentalmente todos los conceptos equivocados que sobre sí mismos teníamos y como resultado evidenciamos el hecho concreto de que no poseemos verdadera individualidad.
Mientras no nos Auto-observemos, viviremos en la ilusión de que somos uno y en consecuencia nuestra vida será equivocada. No es posible relacionarnos correctamente con nuestros semejantes mientras no se realice un cambio interior en el fondo de nuestra psiquis.
Cualquier cambio íntimo exige la eliminación previa de los Yoes que llevamos dentro. De ninguna manera podríamos eliminar tales Yoes si no los observamos en nuestro interior.
Aquellos que se sienten Uno, que piensan de sí mismo lo mejor, que nunca aceptarían la Doctrina de los Muchos, tampoco desean observar a los Yoes y por lo tanto cualquier posibilidad de cambio se hace en ellos imposible.
No es posible cambiar si no se elimina, más quien se siente poseedor de la individualidad si aceptase que debe eliminar, ignoraría realmente qué es lo que debe eliminar.
Empero, no debemos olvidar que quien cree ser Uno, auto-engañado cree que sí sabe lo que debe eliminar, más en verdad ni siquiera sabe que no sabe, es un ignorante ilustrado.
Necesitamos «desegoistizarnos» para individualizarnos, más quien cree que posee la individualidad es imposible que pueda desegoistizarse. La individualidad es sagrada en un ciento por ciento, raros son los que la tienen, más todos piensan que la tienen.
¿Cómo podríamos eliminar «Yoes», si creemos que tenemos un «yo» único? Ciertamente sólo quien jamás se ha Auto-Observado seriamente piensa que tiene un Yo único.
Empero debemos ser muy claros en esta enseñanza porque existe el peligro psicológico de confundir a la individualidad auténtica con el concepto de alguna especie de «Yo superior» o algo por el estilo.
La individualidad sagrada está mucho más allá de cualquier forma de «Yo», es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será. La legítima individualidad es el ser y la razón de ser del ser, es el mismo ser.
Distíngase entre el Ser y el Yo. Quienes confunden al Yo con el ser, ciertamente nunca se han Auto-observado seriamente. En tanto continúe la Esencia, la conciencia, embotellada entre todo ese conjunto de Yoes que llevamos dentro, el cambio radical será algo más que imposible.



CAPITULO 16. EL LIBRO DE LA VIDA.

U
na persona es lo que es su vida. Eso que continúa más allá de la muerte, es la vida. Este es el significado del libro de la vida que se abre con la muerte.
Mirada esta cuestión desde un punto de vista estrictamente psicológico, un día cualquiera de nuestra vida, es realmente una pequeña réplica de la totalidad de la vida.
De todo esto podemos inferir lo siguiente: Si un hombre no trabaja sobre sí mismo hoy, no cambiará nunca.
Cuando se afirma que se quiere trabajar sobre sí mismo, y no se trabaja hoy aplazando para mañana, tal afirmación será un simple proyecto y nada más, porque en el hoy está la réplica de toda nuestra vida.
Existe por ahí un dicho vulgar que dice: «No dejéis para mañana lo que se puede hacer hoy mismo».
Si un hombre dice: «Trabajaré sobre sí mismo, mañana», nunca trabajará sobre sí mismo, porque siempre habrá un mañana.
Esto es muy similar a cierto aviso, anuncio o letrero que algunos comerciantes ponen en sus tiendas: «Hoy no fío, mañana sí».
Cuando algún necesitado llega a solicitar crédito, topa con el terrible aviso, y si vuelve al otro día, encuentra otra vez el desdichado anuncio o letrero.
Esto es lo que se llama en Psicología la «Enfermedad del mañana» Mientras un hombre diga «Mañana», nunca cambiará.
Necesitamos con urgencia máxima, inaplazable, trabajar sobre sí mismo hoy, no soñar perezosamente en un futuro o en una oportunidad extraordinaria.
Esos que dicen: «Voy antes a hacer esto o aquello y luego trabajaré». Jamás trabajarán sobre sí mismos, esos son los moradores de la tierra mencionados en las Sagradas Escrituras.
Conocí a un poderoso terrateniente que decía: «Necesito primero redondearme y luego trabajar sobre Mí mismos».
Cuando enfermó de muerte le visité, entonces le hice la siguiente pregunta: «¿Todavía queréis redondearte?».
«Lamento de verdad haber perdido el tiempo», me respondió. Días después murió, después de haber reconocido su error.
Aquél hombre tenía muchas tierras, pero quería adueñarse de las propiedades vecinas, «Redondearse», a fin de que su hacienda quedase exactamente limitada por cuatro caminos.
«¿Basta a cada día su afán!», dijo el Gran Kabir Jesús. Auto-observarnos hoy mismo, en lo tocante al día siempre recurrente, miniatura de nuestra vida entera.
Cuando un hombre comienza a trabajar sobre sí mismo, hoy mismo, cuando observa sus disgustos y penas, marcha por el camino del éxito.
No sería posible eliminar lo que no conocemos. Debemos observar antes nuestros propios errores.
Necesitamos no sólo conocer nuestro día, sino también la relación con el mismo. Hay cierto día ordinario que cada persona experimenta directamente, excepto los sucesos insólitos, inusitados.
Resulta interesante observar la recurrencia diaria, la repetición de palabras y acontecimientos, para cada persona, etc.
Esa repetición o recurrencia de eventos y palabras, merece ser estudiada, nos conduce al Auto-Conocimiento.


CAPITULO 17 CRIATURAS MECANICAS.

D
e ninguna manera podríamos negar la Ley de Recurrencia procesándose en cada momento de nuestra vida.
Ciertamente en cada día de nuestra existencia, existe repetición de eventos, estados de conciencia, palabra, deseos, pensamientos, voliciones, etc. Es obvio que cuando uno no se auto-observa, no puede darse cuenta de esta incesante repetición diaria.
Resulta evidente que quien no siente interés alguno por observarse a sí mismo, tampoco desea trabajar para lograr una verdadera transformación radical. Para colmo de los colmos hay gentes que quieren transformarse sin trabajar sobre sí mismos.
No negamos el hecho de que cada cual tiene derecho a la real felicidad del espíritu, más también es cierto, que tal felicidad sería algo más que imposible si no trabajamos sobre sí mismos.
Uno puede cambiar íntimamente, cuando de verdad consigue modificar sus reacciones ante los diversos hechos que le sobrevienen diariamente. Empero no podríamos modificar nuestra forma de reaccionar ante los hechos de la vida practica, si no trabajáramos seriamente sobre sí mismos.
Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar, ser menos negligentes, volvernos más serios y tomar la vida en forma diferente, en su sentido real y práctico.
Empero, si continuamos así tal como estamos, comportándonos en la misma forma todos los días, repitiendo los mismos errores, con la misma negligencia de siempre, cualquier posibilidad de cambio quedará de hecho eliminada.
Si uno de verdad quiere llegar a conocerse a sí mismo, debe empezar por observar su propia conducta, ante los sucesos de cualquier día de la vida.
No queremos decir con esto que no deba uno observarse a sí mismo diariamente, sólo queremos afirmar que se debe empezar por observar un primer día.
En todo debe haber un comienzo, y empezar por observar nuestra conducta en cualquier día de nuestra vida, es un buen comienzo.
Observar nuestras reacciones mecánicas ante todos esos pequeños detalles de alcoba, hogar, comedor, casa, calle, trabajo, etc., etc., etc., lo que uno dice, siente y piensa, es ciertamente lo más indicado.
Lo importante es ver luego como o de que manera puede uno cambiar esas reacciones; empero, si creemos que somos buenas personas, que nunca nos comportamos en forma inconsciente y equivocada, nunca cambiaremos.
Ante todo necesitamos comprender que somos personas-máquinas, simples marionetas controladas por agentes secretos, por Yoes ocultos.
Dentro de nuestra persona viven muchas personas, nunca somos idénticos; a veces se manifiesta en nosotros una persona mezquina, otras veces una persona irritable, en cualquier otro instante una persona espléndida, benevolente, más tarde una persona escandalosa o calumniadora, después un santo, luego un embustero, etc.
Tenemos gente de toda clase dentro de cada uno de nosotros, Yoes de toda especie. Nuestra personalidad no es más que una marioneta, un muñeco parlante, algo mecánico.
Empecemos por comportarnos conscientemente durante una pequeña parte del día; necesitamos dejar de ser simples máquinas aunque sea durante unos breves minutos diarios, esto influirá decisivamente sobre nuestra existencia.
Cuando nos Auto-observamos y no hacemos lo que tal o cual Yo quiere, es claro que empezamos a dejar de ser máquinas.
Un sólo momento en que se está bastante consciente, como para dejar de ser máquina, si se hace voluntariamente, suele modificar radicalmente muchas circunstancias desagradables.
Desgraciadamente vivimos diariamente una vida mecanicista, rutinaria, absurda. Repetimos sucesos, nuestros hábitos son los mismos, nunca hemos querido modificarlos, son el carril mecánico por donde circula el tren de nuestra miserable existencia; empero, pensamos de nosotros lo mejor...
Por donde quiera abundan los «Mitómanos», los que se creen Dioses; criaturas mecánicas, rutinarias, personajes del lodo de la tierra, míseros gusanos del lodo de la tierra, míseros muñecos movidos por diversos Yoes; gentes así no trabajarán sobre sí mismos.


CAPITULO 18. EL PAN SUPERSUSTANCIAL.

S
i observamos cuidadosamente cualquier día de nuestra vida, veremos que ciertamente no sabemos vivir conscientemente.
Nuestra vida parece un tren en marcha, moviéndose en los carriles fijos de los hábitos mecánicos, rígidos, de una existencia vana y superficial.
Lo curioso del caso es que jamás se nos ocurre modificar los hábitos, parece que no nos cansamos de estar repitiendo siempre lo mismo.
Los hábitos nos tienen petrificados, más pensamos que somos libres; somos espantosamente feos pero nos creemos Apolos...
Somos gente mecánica, motivo más que suficiente como para carecer de todo sentimiento verdadero de lo que se está haciendo en la vida.
Nos movemos diariamente dentro del viejo carril de nuestros hábitos anticuados y absurdos y así es claro que no tenemos una verdadera vida; en vez de vivir, vegetamos miserablemente, y no recibimos nuevas impresiones.
Si una persona iniciara su día conscientemente, es ostensible que tal día sería muy distinto a los otros días.
Cuando uno toma la totalidad de su vida, como el mismo día que está viviendo, cuando no deja para mañana lo que se debe hacer hoy mismo, llega realmente a conocer lo que significa trabajar sobre sí mismo.
Jamás un día carece de importancia; si en verdad queremos transformarnos radicalmente, debemos vernos, observarnos y comprendernos diariamente.
Sin embargo, las gentes no quieren verse a sí mismos, algunos teniendo ganas de trabajar sobre sí mismos, justifican su negligencia con frases como la siguiente: « El trabajo en la oficina no permite trabajar sobre sí mismo». Palabras éstas sin sentido, huecas, vanas, absurdas, que sólo sirven para justificar la indolencia, la pereza, la falta de amor por la gran causa.
Gentes así, aunque tengan muchas inquietudes espirituales, es obvio que no cambiarán nunca. Observarnos a sí mismos es urgente, inaplazable, impostergable. La Auto-Observación íntima es fundamental para el cambio verdadero.
¿Cuál es su estado psicológico al levantarse? ¿Cuál es su estado de ánimo durante el desayuno? ¿Estuvo impaciente con el mesero?, ¿Con la esposa? ¿Porqué estuvo impaciente? ¿Qué es lo que siempre le trastorna?, etc.
Fumar o comer menos no es todo el cambio, mas sí indica cierto avance. Bien sabemos que el vicio y la glotonería son inhumanos y bestiales.
No está bien que alguien dedicado al Camino Secreto, tenga un cuerpo físico excesivamente gordo y con un vientre abultado y fuera de toda euritmia de perfección. Eso indicaría glotonería, gula y hasta pereza.
La vida cotidiana, la profesión, el empleo, aunque vitales para la existencia, constituyen el sueño de la conciencia. Saber que la vida es sueño no significa haberlo comprendido. La comprensión viene con la auto-observación y el Trabajo intenso sobre sí mismo.
Para trabajar sobre sí, es indispensable trabajar sobre su vida diaria, hoy mismo, y entones se comprenderá lo que significa aquella frase de la oración del Señor: «Dadnos el pan nuestro de cada día».
La frase «Cada día», significa el «Pan supersustancial» en griego o el «Pan de lo Alto». La Gnosis da ese pan de vida en el doble sentido de ideas y fuerzas que nos permiten desintegrar errores psicológicos.
Cada vez que reducimos a polvareda cósmica tal o cual «Yo», ganamos experiencia psicológica, comemos el « Pan de la Sabiduría», y nos señala con precisión la nueva vida que comienza en uno mismo, dentro de uno mismo, aquí y ahora.
Ahora bien, nadie puede alterar su vida o cambiar cosa alguna relacionada con las reacciones mecánicas de la existencia, a menos que cuente con la ayuda de nuevas ideas y reciba auxilio Divinal.
La Gnosis da esas nuevas ideas y enseña el «Modus-operandi» mediante el cual puede uno ser asistido por fuerzas superiores a la mente. Necesitamos preparar los centros inferiores de nuestro organismo para recibir las ideas y fuerzas que vienen de los Centros Superiores.
En el trabajo sobre sí mismo no existe nada despreciable. Cualquier pensamiento por insignificante que sea, merece ser observado. Cualquier emoción negativa, reacción, etc., debe ser observada.


CAPITULO 19. EL BUEN DUEÑO DE CASA.

A
partarse uno de los efectos desastrosos de la vida, en estos tiempos tenebrosos, ciertamente es muy difícil pero indispensable, de otro modo es devorado por la vida.
Cualquier trabajo que uno haga sobre sí mismos con el propósito de lograr un desarrollo anímico y espiritual, se relaciona siempre con el aislamiento -muy bien entendido- pues bajo la influencia de la vida tal como siempre la vivimos, no es posible desarrollar otra cosa que la personalidad.
En modo alguno intentamos oponernos al desarrollo de la personalidad, obviamente ésta es necesaria en la existencia, más ciertamente es algo meramente artificial, no es lo verdadero, lo real en nosotros.
Si el pobre mamífero intelectual equivocadamente llamado hombre no se aísla, sino que se identifica con todos los suceso de la vida práctica y derrocha sus fuerzas en emociones negativas y en auto-consideraciones personales y en vana palabrería insubstancial de charla ambigua, nada edificante, ningún elemento real puede desarrollarse en él fuera de lo que pertenece al mundo de la mecanicidad.
Ciertamente quien quiera de verdad lograr en sí el desarrollo de la Esencia, debe llegar a estar herméticamente cerrado. Esto se refiere a algo íntimo estrechamente relacionado con el silencio.
La frase viene de los antiguos tiempos, cuando se enseñaba secretamente una Doctrina sobre el desarrollo interior del hombre vinculada con el nombre de Hermes.
Si uno quiere que algo real crezca en su interior, es claro que debe evitar el escape de sus energías psíquicas.
Cuando uno tiene escapes de energía y no está aislado en su intimidad, es incuestionable que no podrá lograr el desarrollo de algo real en su Psiquis.
La vida ordinaria común y corriente quiere devorarnos implacablemente; nosotros debemos luchar contra la vida diariamente, debemos aprender a nadar contra la corriente...
Este trabajo va en contra de la vida, se trata de algo muy distinto a lo de todos los días y que sin embargo debemos practicar de instante en instante; quiero referirme a la Revolución de la Conciencia.
Es evidente que si nuestra actitud hacia la vida diaria es fundamentalmente equivocada; si creemos que todo debe marcharnos bien, así por que sí, vendrán los desengaños...
Las gentes quieren que las cosas les salgan bien, «Así por que sí», porque todo debe marchar de acuerdo con sus planes, más la cruda realidad es diferente, en tanto uno no cambie interiormente, gústele o no le guste será siempre víctima de las circunstancias.
Se dice y se escribe sobre la vida, muchas estupideces sentimentales, más este tratado de Psicología Revolucionaria es diferente.
Esta doctrina va al grano, a los hechos concretos, claros y definitivos; afirma enfáticamente que el Animal Intelectual equivocadamente llamado hombre, es un bípedo mecánico, inconsciente, dormido.
El «Buen dueño de casa» jamás aceptaría la Psicología Revolucionaría; cumple con todos sus deberes como padre, como esposo, etc., y por ello piensa de sí mismo lo mejor. Empero, sólo sirve a los fines de la naturaleza y eso es todo.
Por oposición diremos que también existe «El buen dueño de casa» que nada contra la corriente, que no quiere dejarse devorar por la vida; empero, estos sujetos son muy escasos en el mundo, no abundan nunca.
Cuando uno piensa de acuerdo con las ideas de este Tratado de Psicología Revolucionaria, obtiene una correcta visión de la vida.


CAPITULO 20. LOS DOS MUNDOS.

O
bservar y observarse a sí mismo son dos cosas completamente diferentes, sin embargo, ambas exigen atención. En la observación la atención es orientada hacia afuera, hacia el mundo exterior, a través de las ventanas de los sentidos.
En la auto-observación de sí mismo, la atención es orientada hacia dentro y para ello los sentidos de percepción externa no sirven motivo éste más que suficiente como para que sea difícil al neófito la observación de sus procesos psicológicos íntimos.
El punto de partida de la ciencia oficial en su lado práctico, es lo observable. El punto de partida del Trabajo sobre sí mismo, es la auto-observación, lo auto-observable.
Incuestionablemente estos dos puntos de partida renglones arriba citados, nos llevan a direcciones completamente diferentes.
Podría alguien envejecer enfrascado entre los dogmas intransigentes de la ciencia oficial, estudiando fenómenos externos, observando células, átomos, moléculas, soles, estrellas, cometas, etc., sin experimentar dentro de sí mismo ningún cambio radical.
La clase de conocimiento que transforma interiormente a alguien, jamás podría lograrse mediante la observación externa. El verdadero conocimiento que realmente puede originar en nosotros un cambio interior fundamental tiene por basamento la auto-observación directa de sí mismo.
Es urgente decirle a nuestros estudiantes gnósticos que se observen a sí mismos y en que sentido deben auto-observarse y las razones para ello. La observación es un medio para modificar las condiciones mecánicas del mundo. La auto-observación interior es un medio para cambiar íntimamente.
Como secuencia o corolario de todo esto, podemos y debemos afirmar en forma enfática, que existen dos clases de conocimiento: el externo y el interno, y que a menos que tengamos en sí mismos el centro magnético que pueda diferenciar las calidades del conocimiento, esta mezcla de los planos u ordenes de ideas podrían llevarnos a la confusión.
Sublimes Doctrinas seudo-esotéricas con marcado cientifismo de fondo, pertenecen al terreno de lo observable, sin embargo son aceptadas por muchos aspirantes como conocimiento interno.
Nos encontramos pues ante dos mundos, el exterior y el interior. El primero de estos es percibido por los sentidos de percepción externa; el segundo sólo puede ser percibido mediante el Sentido de auto-observación interna.
Pensamientos, ideas, emociones, anhelos, esperanzas, desengaños, etc., son interiores, invisibles para los sentidos ordinarios, comunes y corrientes y sin embargo son para nosotros más reales que la mesa del comedor o los sillones de la sala.
Ciertamente nosotros vivimos más en nuestro mundo interior que en el exterior; esto es irrefutable, irrebatible.
En nuestros mundos internos, en nuestro mundo secreto, amamos, deseamos, sospechamos, bendecimos, maldecimos, anhelamos, sufrimos, gozamos, somos defraudados, premiados, etc., etc., etc.,
Incuestionablemente los dos mundos interno y externo son verificables experimentalmente. El mundo exterior es lo observable. El mundo interior es lo auto-observable en sí mismo y dentro de sí mismo, aquí y ahora.
Quien de verdad quiera conocer los «Mundos internos» del planeta tierra o del sistema solar o de la Galaxia en que vivimos, debe conocer previamente su mundo íntimo, su vida interior, particular, sus propios «Mundos internos». «Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses».
Cuanto más se explore este «Mundo interior» llamado «Uno mismo», tanto más comprenderá que vive simultáneamente en dos mundos, en dos realidades, en dos ámbitos, el exterior y el interior.
Del mismo modo que a uno le es indispensable aprender a caminar en el «Mundo exterior», para no caer en un precipicio, no extraviarse en las calles de la ciudad, seleccionar sus amistades, no asociarse con perversos, no comer veneno, etc., así también mediante el trabajo Psicológico sobre sí mismo, aprendemos a caminar en el «Mundo interior» el cual es explorable mediante la auto-observación de sí.
Realmente el Sentido de auto-observación de sí mismo se encuentra atrofiado en la raza humana decadente de esta época tenebrosa en que vivimos. A medida que nosotros perseveramos en la auto-observación íntima se irá desarrollando progresivamente.


CAPITULO 21. OBSERVACION DE SI MISMO.

L
a Auto-Observación íntima de sí mismo es un medio práctico para lograr una transformación radical.
Conocer y observar son diferentes. Muchos confunden la observación de sí, con el conocer. Se conoce que estamos sentados en una silla en una sala, más esto no significa que estemos observando la silla.
Conocemos que en un instante dado nos encontramos en un estado negativo, tal vez con algún problema o preocupados por este o aquél asunto o en estado de desasosiego o incertidumbre, etc., pero esto no significa que lo estemos observando.
¿Siente usted antipatía por alguien? ¿Le cae mal cierta persona? ¿Porqué? Ud. dirá que conoce a esa persona... ¡Por favor!, obsérvela, conocer nunca es observar; no confunda el conocer con el observar...
La observación de sí que es un ciento por ciento activa, es un medio de cambio de sí, mientras el conocer, que es pasivo, no lo es.
Ciertamente conocer no es un acto de atención. La atención dirigida hacia dentro de uno mismo, hacia lo que está sucediendo en nuestro interior, sí es algo positivo, activo...
En el caso de una persona a quien se tiene antipatía, así por que sí, porque nos viene en gana y muchas veces sin motivo alguno, uno advierte la multitud de pensamientos que se acumulan en la mente, el grupo de voces que hablan y gritan desordenadamente dentro de uno mismo, lo que están diciendo, las emociones desagradables que surgen en nuestro interior, el sabor desagradable que todo esto deja en nuestra psiquis, etc., etc., etc.
Obviamente en tal estado nos damos cuenta también de que interiormente estamos tratando muy mal a la persona a quien tenemos antipatía.
Más para ver todo esto se necesita incuestionablemente de una atención dirigida intencionalmente hacia adentro de sí mismo; no de una atención pasiva.
La atención dinámica proviene realmente del lado observante, mientras los pensamientos y las emociones pertenecen al lado observado.
Todo esto nos hace comprender que el conocer es algo completamente pasivo y mecánico, en contraste evidente con la observación de sí que es un acto consciente.
No queremos con esto decir que no exista la observación mecánica de sí, más tal tipo de observación nada tiene que ver con la auto-observación psicológica a que nos estamos refiriendo.
Pensar y observar resultan también muy diferentes. Cualquier sujeto puede darse el lujo de pensar sobre sí mismo todo lo que quiera, pero esto no quiere decir que se esté observando realmente.
Necesitamos ver a los distintos Yoes en acción, descubrirlos en nuestra psiquis, comprender que dentro de cada uno de ellos existe un porcentaje de nuestra propia conciencia, arrepentirnos de haberlos creado, etc.
Entonces exclamaremos: «Pero qué está haciendo este Yo?» «¿Qué está diciendo?» «¿Qué es lo que quiere?”, “¿Porqué me atormenta con su lujuria?”, “¿Con su ira?” etc., etc., etc.
Entonces veremos dentro de sí mismos, todo ese tren de pensamientos, emociones, deseos, pasiones, comedias, privadas, dramas personales, elaboradas mentiras, discursos, excusas, morbosidades, lechos de placer, cuadros de lascivia, etc., etc., etc.
Muchas veces antes de dormirnos en el preciso instante de transición entre vigilia y sueño sentimos dentro de nuestra propia mente distintas voces que hablan entre sí, son los distintos Yoes que deben romper en tales momentos toda conexión con los distintos centros de nuestra máquina orgánica a fin de sumergirse luego en el mundo molecular, en la «Quinta dimensión».


CAPITULO 22. LA CHARLA.

R
esulta urgente, inaplazable, impostergable, observar la charla interior y el lugar preciso de donde proviene.
Incuestionablemente la charla interior equivocada es la «Causa causorum» de muchos estados psíquicos inarmónicos y desagradables en el presente y también en el futuro.
Obviamente esa vana palabrería insubstancial de charla ambigua y en general toda plática perjudicial, dañina, absurda, manifiesta en el mundo exterior, tiene su origen en la conversación interior equivocada.
Se sabe que existe en la Gnosis la práctica esotérica del silencio interior; esto lo conocen nuestros discípulos de tercera cámara.
No está demás decir con entera claridad que el silencio interior debe referirse específicamente a algo muy preciso y definido.
Cuando el proceso del pensar se agota intencionalmente durante la meditación interior profunda, se logra el silencio interior; más no es esto lo que queremos explicar ahora en el presente capítulo.
«Vaciar la mente» o «Ponerla en blanco» para lograr realmente el silencio interior, tampoco es lo que intentamos explicar ahora en estos párrafos.
Practicar el silencio interior a que nos estamos refiriendo, tampoco significa impedir que algo penetre en la mente.
Realmente estamos hablando ahora mismo de un tipo de silencio interior muy diferente. No se trata de algo vago y general...
Queremos practicar el silencio interior en relación con algo que ya esté en la mente, persona, suceso, asunto propio o ajeno, lo que nos contaron, lo que hizo fulano, etc., pero sin tocarlo con la lengua interior, sin discurso íntimo...
Aprender a callar no solamente con la lengua exterior, sino también, además, con la lengua secreta, interna, resulta extraordinario, maravilloso.
Muchos callan exteriormente, más con su lengua interior desollan vivo al prójimo. La charla interior venenosa y malévola, produce confusión interior.
Si se observa la charla interior equivocada se verá que está hecha de verdades a medias, o de verdad que se relacionan entre sí de un modo más o menos incorrecto, o algo que se agregó o se omitió.
Desgraciadamente nuestra vida emocional se fundamenta exclusivamente en la «Auto-simpatía».
Para colmo de tanta infamia sólo simpatizamos con nosotros mismos, con nuestro querido Ego, y sentimos antipatía y hasta odio con aquellos que no simpatizan con nosotros.
Nos queremos demasiado a sí mismos, somos narcisistas en un ciento por ciento, esto es irrefutable, irrebatible.
En tanto continuemos embotellados en la «Auto-simpatía», cualquier desarrollo del Ser, se hace algo más que imposible.
Necesitamos aprender a ver el punto de vista ajeno. Es urgente saber ponernos en la posición de los otros.
«Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos»(Mateo: VII, 12)
Lo que verdaderamente cuenta en estos estudios es la manera como los hombres se comportan interna e invisiblemente los unos con los otros.
Desafortunadamente y aunque seamos muy corteses y hasta sinceros a veces, no hay duda de que invisiblemente e internamente nos tratamos muy mal los unos a los otros.
Gentes aparentemente muy bondadosas, arrastran diariamente a sus semejantes hacia la cueva secreta de sí mismos, para hacer con éstos todo lo que se les antoje (Vejaciones, burla, escarnio, etc.).



CAPITULO 23. EL MUNDO DE LAS RELACIONES.

E
l mundo de relaciones tiene tres aspectos muy diferentes que en forma precisa necesitamos aclarar.
Primero: Estamos relacionados con el cuerpo planetario, es decir con el cuerpo físico.
Segundo: Vivimos en el planeta tierra y por secuencia lógica estamos relacionados con el mundo exterior y con las cuestiones que atañen a nosotros, familiares, negocios, dineros, cuestiones de oficio, profesión, política, etc., etc., etc.,
Tercero: La relación del hombre consigo mismo. Para la mayoría de las gentes este tipo de relación no tiene la menor importancia.
Desafortunadamente a las gentes solo les interesa los dos primeros tipos de relaciones, merando con la más absoluta indiferencia el tercer tipo.
Alimento, salud, dinero, negocios constituyen realmente las principales preocupaciones del «Animal Intelectual» equivocadamente llamado hombre.
Ahora bien: resulta evidente que tanto el cuerpo físico como los asuntos del mundo son exteriores a nosotros mismos.
El cuerpo planetario (Cuerpo físico), a veces se encuentra enfermo, a veces sano y así sucesivamente.
Creemos siempre tener algún conocimiento de nuestro cuerpo físico, más en realidad ni los mejores científicos del mundo saben mucho sobre el cuerpo de carne y hueso.
No hay duda de que el cuerpo físico dada su tremenda y complicada organización, está ciertamente mucho más allá de nuestra comprensión.
En lo que respecta al segundo tipo de relaciones somos siempre víctimas de las circunstancias; es lamentable que todavía no hayamos aprendido a originar conscientemente las circunstancias.
Son muchas las gentes incapaces de adaptarse a nada o a nadie o tener éxito verdadero en la vida.
Al pensar en sí mismos desde el ángulo del trabajo Esotérico Gnóstico, se hace urgente averiguar con cual de estos tres tipos de relaciones estamos en falta.
Puede suceder el caso concreto de que estemos equivocadamente relacionados con el cuerpo físico y a consecuencia de ello estemos enfermos.
Puede suceder que estemos mal relacionados con el mundo exterior y como resultado tengamos conflictos, problemas económicos y sociales, etc., etc., etc.
Puede que estemos mal relacionados consigo mismos y que secuencialmente suframos mucho por falta de iluminación interior.
Obviamente si la lámpara de nuestra recámara no se encuentra conectada a la instalación eléctrica, nuestro aposento estará en tinieblas.
Quienes sufren por falta de iluminación interior, deben conectar su mente con los Centros Superiores de su ser.
Incuestionablemente necesitamos establecer correctas relaciones no sólo con nuestro cuerpo Planetario (Cuerpo físico), y con el mundo exterior, sino también con cada una de las partes de nuestro propio Ser.
Los enfermos pesimistas cansados de tantos médicos y medicinas, ya no desean curarse; los pacientes optimistas luchan por vivir.
En el Casino de Montecarlo muchos millonarios perdieron su fortuna en el juego, se suicidaron. Millones de madres pobres trabajan para sostener a los hijos.
Son incontables los aspirantes deprimidos que por falta de poderes psíquicos y de iluminación íntima, han renunciado al Trabajo Esotérico sobre sí mismos. Pocos son los que saben aprovechar las adversidades.
En tiempos de rigurosa tentación, abatimiento y desolación, uno debe apelar a la íntima recordación de sí mismo.
En el fondo de cada uno de nos. está la TONANTZIN Azteca, la STELLA MARIS, la ISIS Egipcia, Dios Madre, aguardándonos para sanar nuestro adolorido corazón.
Cuando uno mismo se da el choque del «Recuerdo de Sí», se produce realmente un cambio milagroso en todo el trabajo del cuerpo, de modo que las células reciben un alimento diferente.


CAPITULO 24. LA CANCION PSICOLOGICA.

H
a llegado el momento de reflexionar muy seriamente sobre eso que se llama «Consideración interna».
No cabe la menor duda sobre el aspecto desastroso de la “Auto-consideración íntima”; ésta además de hipnotizar la conciencia, nos hace perder muchísima energía.
Si uno no cometiera el error de identificarse tanto consigo mismo, la Auto-consideración interior sería algo más que imposible.
Cuando uno se identifica consigo mismo, se quiere demasiado, siente piedad por sí mismo, se auto-considera, piensa que siempre se ha portado muy bien con fulano, con zutano, con la mujer, con los hijos, etc., y que nadie lo ha sabido apreciar, etc., Total es un santo y todos los demás unos malvados, unos bribones.
Una de las formas más corrientes de auto-consideración íntima es la preocupación por lo que otros puedan pensar sobre uno mismo; tal vez supongan que no somos honrados, sinceros, verídicos, valientes, etc.
Lo más curioso de todo esto es que ignoramos lamentablemente la enorme pérdida de energía que esta clase de preocupaciones nos trae.
Muchas actitudes hostiles hacia ciertas personas que ningún mal nos han hecho, se debe precisamente a tales preocupaciones nacidas de la auto-consideración íntima.
En estas circunstancias, queriéndose tanto a sí mismo, auto-considerandose de este modo, es claro que al Yo o mejor dijéramos los Yoes, en vez de extinguirse se fortifican entonces espantosamente.
Identificado uno consigo mismo se apiada mucho de su propia situación y hasta le da por hacer cuentas.
Así es como piensa que fulano, que zutano, que el compadre, que la comadre, que el vecino, que el patrón,, que el amigo, etc., etc., etc., no le han pagado como es debido a pesar de todas sus consabidas bondades y embotellado en esto se vuelve insoportable y aburridor para todo el mundo.
Con un sujeto así, prácticamente no se puede hablar porque cualquier conversación es seguro que va a parar a su librito de cuentas y a sus tan cacareados sufrimientos.
Escrito está que en el trabajo Esotérico Gnóstico, sólo es posible el crecimiento anímico mediante el perdón a los otros.
Si alguien vive de instante en instante, de momento en momento, sufriendo por lo que le deben, por lo que le hicieron, por las amarguras que le causaron, siempre con su misma canción, nada podrá crecer en su interior.
La Oración del Señor ha dicho: «Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores».
El sentimiento de que a uno le deben, el dolor por los males que otros le causaron, etc., detiene todo progreso interior del alma.
Jesús el gran Kabir, dijo: «Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, en tanto estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto os digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante». (Mateo V, 25,26).
Si nos deben, debemos. Si exigimos que se nos pague hasta el último denario, debemos pagar antes hasta el último cuadrante.
Esta es la «Ley del Talión», «Ojo por ojo y diente por diente». «Círculo vicioso», absurdo.
Las disculpas, la cumplida satisfacción y las humillaciones que a otros exigimos por los males que nos causaron, también a nosotros nos es exigida aunque nos consideremos «Mansas Ovejas».
Colocarse uno bajo leyes innecesarias es absurdo, mejor es ponerse así mismo bajo nuevas influencias.
La ley de la misericordia es una influencia más elevada que la ley del hombre violento: «Ojo por Ojo, diente por diente»
Es urgente, indispensable, inaplazable, colocarnos inteligente mente bajo las influencias maravillosas del trabajo esotérico gnóstico, olvidar que nos deben y eliminar en nuestra psiquis cualquier forma de auto-consideración.
Jamás debemos admitir dentro de nosotros, sentimientos de venganza, resentimiento, emociones negativas, ansiedades por los males que nos causaron, violencia, envidia, incesante recordación de deudas, etc., etc., etc.
La gnosis está destinada a aquellos aspirantes sinceros que verdaderamente quieran trabajar y cambiar.
Si observamos a las gentes podemos evidenciar en forma directa, que cada persona tiene su propia canción.
Cada cual canta su propia canción psicológica; quiero referirme en forma enfática a la cuestión esa de las cuentas psicológicas; sentir que a uno le deben, quejarse, auto-considerarse, etc.
A veces la gente «canta su canción, así por que sí» sin que se le dé cuerda, sin que se le aliente y en otras ocasiones después de unas cuantas copas de vino...
Nosotros decimos que nuestra aburridora canción debe ser eliminada; ésta nos incapacita interiormente, nos roba mucha energía.
En cuestiones de Psicología Revolucionaria, alguien que canta demasiado bien, -no nos estamos refiriendo a la hermosa voz, ni al canto físico-, ciertamente no puede ir más allá de sí mismo; se queda en el pasado...
Una persona impedida por tristes canciones no puede cambiar su Nivel de Ser; no puede ir más allá de lo que es.
Para pasar a un nivel Superior del Ser, es preciso dejar de ser lo que se es; necesitamos no ser lo que somos.
Si continuamos siendo lo que somos, nunca podremos pasar a un Nivel Superior del Ser.
En el terreno de la vida práctica suceden cosas insólitas. Muy a menudo una persona cualquiera traba amistad con otra, sólo porque le es fácil cantarle su canción.
Desafortunadamente tal clase de relaciones terminan cuando al cantante se le pide que se calle, que cambie el disco, que hable de otra cosa, etc.
Entonces el cantante resentido, se va en busca de un nuevo amigo, de alguien que esté dispuesto a escucharle por tiempo indefinido.
Comprensión exige el cantante, alguien que lo comprenda, como si fuera tan fácil comprender a otra persona.
Para comprender a otra persona es preciso comprenderse a sí mismo. Desafortunadamente el buen cantante cree que se comprende a sí mismo.
Son muchos los cantantes decepcionados que cantan la canción de no ser comprendidos y sueñan con un mundo maravilloso donde ellos son las figuras centrales.
Sin embargo no todos los cantantes son públicos, también los hay reservados; No cantan su canción directamente, más secretamente la cantan.
Son gentes que han trabajado mucho, que han sufrido demasiado, que se sienten defraudadas, piensan que la vida les debe todo aquello que nunca fueron capaces de lograr.
Sienten por lo común una tristeza interior, una sensación de monotonía y espantoso aburrimiento cansancio íntimo, o frustración a cuyo alrededor se amontonan los pensamientos.
Incuestionablemente las canciones secretas nos cierran el paso en el camino de la auto-realización íntima del Ser.
Desgraciadamente tales canciones interiores secretas, pasan desapercibidas para sí mismo a menos que intencionalmente las observemos.
Obviamente toda observación de sí, deja penetrar la luz en uno mismo, en sus profundidades íntimas.
Ningún cambio interior podría ocurrir en nuestra psiquis a menos de ser llevado a la luz de la observación de sí.
Es indispensable observarse a sí mismo estando solo, del mismo modo que al estar en relación con la gente. Cuando uno está solo, «Yoes» muy diferentes, pensamientos muy distintos, emociones negativas, etc., se presentan.
No siempre se está bien acompañado cuando se está solo. Es apenas normal, es muy natural, estar muy mal acompañado en plena soledad. Los «Yoes» más negativos y peligrosos se presentan cuando se está solo.
Si queremos transformarnos radicalmente necesitamos sacrificar nuestros propios sufrimientos. Muchas veces expresamos nuestros sufrimientos en canciones articuladas o inarticuladas.


CAPITULO 25. RETORNO Y RECURRENCIA.

U
n hombre es lo que es su vida, si un hombre no modifica nada dentro de sí mismo, si no transforma radicalmente su vida, si no trabaja sobre sí mismo, está perdiendo su tiempo miserablemente. La muerte es el regreso al comienzo mismo de su vida con la posibilidad de repetirla nuevamente.
Mucho se ha dicho en la Literatura Seudo-Esotérica y Seudo-Ocultista sobre el tema de las vidas sucesivas, mejor es que nos ocupemos de las existencias sucesivas. La vida de cada uno de nos con todos sus tiempos es siempre la misma repitiéndose de existencia en existencia, a través de los innumerables siglos.
Incuestionablemente continuamos en la simiente de nuestros descendientes; esto es algo que ya está demostrado. La vida de cada uno de nos en particular es una película viviente que al morir nos llevamos a la eternidad.
Cada uno de nos se lleva su película y la vuelve a traer para proyectarla otra vez en la pantalla de una nueva existencia. La repetición de dramas, comedias y tragedias, es un axioma fundamental de la Ley de Recurrencia.
En cada nueva existencia se repiten siempre las mismas circunstancias. Los actores de tales escenas siempre repetidas, son esas gentes que viven dentro de nuestro interior, los «Yoes». Si desintegramos esos actores, esos «Yoes» que originan las siempre repetidas escenas de nuestra vida, entonces la repetición de tales circunstancias se haría algo más que imposible.
Obviamente sin actores no puede haber escenas; esto es algo irrebatible, irrefutable. Así es como podemos libertarnos de las Leyes de Retorno y Recurrencia, así podemos hacernos libres de verdad. Obviamente cada uno de los personajes (Yoes) que en nuestro interior llevamos, repite de existencia en existencia su mismo papel; si lo desintegramos, si el actor muere el papel concluye.
Reflexionando seriamente sobre la Ley de Recurrencia o repetición de escenas en cada Retorno, descubrimos por auto-observación íntima, los resortes secretos de esta cuestión.
Si en la pasada existencia a la edad de veinticinco años tuvimos una aventura amorosa es indubitable que el «Yo» de tal compromiso buscará a la dama de sus ensueños a los veinticinco años de la nueva existencia. Si la dama en cuestión entonces sólo tenía quince años, el «Yo de tal aventura buscará a su amado en la nueva existencia a la misma edad justa.
Resulta claro comprender que los dos «Yoes» tanto el de él como el de ella, se busquen telepáticamente y se reencuentren nuevamente para repetir la misma aventura amorosa de la pasada existencia. Dos enemigos que a muerte pelearon en la pasada existencia, se buscarán otra vez en la nueva existencia para repetir su tragedia a la edad correspondiente.
Si dos personas tuvieron un pleito por bienes raíces a la edad de cuarenta años en la pasada existencia, a la misma edad se buscarán telepáticamente en la nueva existencia para repetir lo mismo. Dentro de cada uno de nosotros viven muchas gentes llenas de compromisos; eso es irrefutable.
Un ladrón carga en su interior una «Cueva» de ladrones con diversos compromisos delictuosos. El asesino lleva dentro de sí mismo un «Club» de asesinos y el lujuriosos porta en su psiquis una «casa de citas».
Lo grave de todo esto es que el intelecto ignora la existencia de tales gentes o «Yoes» dentro de sí mismo y de tales compromisos que fatalmente se van cumpliendo.
Todos estos compromisos de los Yoes que dentro de nosotros moran, se suceden por debajo de nuestra razón. Son hechos que ignoramos, cosas que nos suceden, acontecimientos que se procesan en el subconsciente e inconsciente.
Con justa razón se nos ha dicho que todo nos sucede, como cuando llueve o como cuando truena. Realmente tenemos la ilusión de hacer, empero nada hacemos, nos sucede, esto es fatal, mecánico...
Nuestra personalidad es tan sólo el instrumento de distintas gentes (Yoes), mediante la cual cada una de esas gentes (Yoes) cumple sus compromisos.
Por debajo de nuestra capacidad cognoscitiva suceden muchas cosas, desgraciadamente ignoramos lo que por debajo de nuestra pobre razón sucede. Nos creemos sabios cuando en verdad ni siquiera sabemos que no sabemos. Somos míseros leños arrastrados por las embravecidas olas del mar de la existencia.
Salir de esta desgracia, de esta inconsciencia, del estado tan lamentable en que nos encontramos, sólo es posible muriendo en sí mismos... ¿Cómo podríamos despertar sin morir previamente? ¡Sólo con la muerte adviene lo nuevo! Si el germen no muere la planta no nace.
Quien despierta de verdad adquiere por tal motivo plena objetividad de su conciencia, iluminación auténtica, felicidad...


CAPITULO 26. AUTO-CONCIENCIA INFANTIL.

S
e nos ha dicho muy sabiamente que tenemos noventa y siete por ciento de SUB-CONCIENCIA y tres por ciento de conciencia.
Hablando francamente y sin ambages, diremos que el noventa y siete de la Esencia que en nuestro interior llevamos, se encuentra embotellada, embutida, metida, dentro de cada uno de los Yoes que en su conjunto constituyen el «Mí mismo».
Obviamente la Esencia o Conciencia enfrascada entre cada Yo, se procesa en virtud de su propio condicionamiento.
Cualquier Yo desintegrado libera determinado porcentaje de conciencia, la emancipación o liberación de la Esencia o Conciencia, sería imposible sin la desintegración de cada Yo.
A mayor cantidad de Yoes desintegrados, mayor Auto-Conciencia. A menor cantidad de Yoes desintegrados, menor porcentaje de conciencia despierta.
El despertar de la Conciencia sólo es posible disolviendo el Yo, muriendo en sí mismo, aquí y ahora.
Incuestionablemente mientras la Esencia o Conciencia está embutida entre cada uno de los Yoes que cargamos en nuestro interior, se encuentra dormida, en estado subconsciente.
Es urgente transformar al subconsciente en consciente y esto sólo es posible aniquilando los Yoes; muriendo en sí mismos.
No es posible despertar sin haber muerto previamente en sí mismos. ———Quienes intentan despertar primero para luego morir, no poseen experiencia real de lo que afirman, marchan resueltamente por el camino dl error.————
Los niños recién nacidos son maravillosos, gozan de plena Auto-Conciencia; se encuentran totalmente despiertos.
Dentro del cuerpo del recién nacido se encuentra reincorporada la Esencia y eso da a la criatura su belleza.
No queremos decir que el ciento por ciento de la Esencia o Conciencia esté reincorporada en el recién nacido, pero sí el tres por ciento libre que normalmente no está enfrascado entre los Yoes.
Sin embargo, ese porcentaje de Esencia libre reincorporado entre el organismo de los niños recién nacidos, les da plena Auto-Conciencia, lucidez, etc.
Los adultos ven al recién nacido con piedad, piensan que la criatura se encuentra inconsciente, pero se equivocan lamentablemente.
El recién nacido ve al adulto tal como es realidad es: Inconsciente, cruel, perverso, etc.
Los Yoes del recién nacido van y vienen, dan vueltas alrededor de la cuna, quisieran meterse entre el nuevo cuerpo, pero debido a que el recién nacido aún no ha fabricado la personalidad, todo intento de los Yoes para entrar en el nuevo cuerpo, resulta algo más que imposible.
A veces las criaturas se espantan al ver a esos fantasmas o Yoes que se acercan a su cuna y entonces gritan, lloran, pero los adultos no entienden esto y suponen que el niño está enfermo o que tiene hambre o sed; tal es la inconsciencia de los adultos.
A medida que la nueva personalidad se va formando, los Yoes que vienen de existencias anteriores, van penetrando poco a poco en el nuevo cuerpo.
Cuando ya la totalidad de los Yoes se ha reincorporado, aparecemos en el mundo con esa horrible fealdad interior que nos caracteriza; entonces andamos como sonámbulos por todas partes; siempre inconscientes, siempre perversos.
Cuando morimos, tres cosas van al sepulcro: 1) El cuerpo Físico. 2)El fondo vital orgánico. 3) La personalidad.
El fondo vital, cual fantasma se va desintegrando poco a poco, frente a la fosa sepulcral a medida que el cuerpo físico se va también desintegrando.
La personalidad es subconsciente o infraconciente, entra y sale del sepulcro cada vez que quiere, se alegra cuando los dolientes le llevan flores, ama a sus familiares y se va disolviendo muy lentamente hasta convertirse en polvareda cósmica.
Eso que continúa más allá del sepulcro es el Ego, el Yo Pluralizado, el mí mismo; un montón de diablos dentro de los cuales se encuentra enfrascada la Esencia, la Conciencia, que a su tiempo y a su hora retorna, se reincorpora.
Resulta lamentable que al fabricarse la nueva personalidad del niño, se reincorporen también los Yoes.


CAPITULO 27. EL PUBLICANO Y EL FARISEO.

R
eflexionando un poco sobre las diversas circunstancias de la vida, bien vale la pena comprender seriamente las bases sobre las cuales descansamos.
Una persona descansa sobre su posición, otra sobre el dinero, aquella sobre el prestigio, esta otra sobre su pasado, esta otra sobre tal o cual título, etc., etc., etc.
Lo más curioso es que todos, ya sea rico o mendicante, necesitamos de todos y vivimos de todos, aunque estemos inflados de orgullo y vanidad.
Pensemos por un momento en lo que puedan quitarnos. ¿Cuál sería nuestra suerte en una revolución de sangre y aguardiente? ¿En qué quedarían las bases sobre las cuales descansamos?, ¡Ay de nosotros, nos creemos muy fuertes y somos espantosamente débiles!.
El «Yo» que siente en sí mismo la base sobre la que descansamos, debe ser disuelto si es que en realidad anhelamos la auténtica Bienaventuranza.
Tal «Yo» subestima a las gentes, se siente mejor que todo el mundo, más perfecto en todo, más rico, más inteligente, más experto en la vida, etc.
Resulta muy oportuno citar ahora aquella parábola de Jesús el gran Kabir, acerca de los dos hombres que oraban. Fue dicha a unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros.
Jesús el Cristo, dijo: «Dos hombres subieron al Templo a orar; uno era fariseo y el otro Publicano. El Fariseo, puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este publicano; Ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo que gano. Mas el publicano estando lejos, no quería ni alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «Dios, sé propicio a mí, pecador». Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».(LUCAS XVII,10-14).
Empezar a darse cuenta de la propia realidad y miseria en que nos encontramos, es absolutamente imposible en tanto exista en nosotros el concepto ese del «Más». Ejemplos: Yo soy más justo que aquél, más sabio que fulano, más virtuoso que zutano, más rico, más experto en las cosas de la vida, más casto, más cumplidor de sus deberes, etc., etc., etc.
No es posible pasar a través del ojo de una aguja mientras seamos «Ricos», mientras en nosotros exista ese complejo del «Más».
«Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios».
Eso de que mi escuela es la mejor y que la de mi prójimo no sirve; eso de que mi Religión es la única verdadera y que todas las demás son falsas y perversas; eso de que la mujer de fulano es una pésima esposa y de que la mía es una santa; eso de que mi amigo Roberto es un borracho y que yo soy un hombre muy juicioso y abstemio, etc., etc., etc., es lo que nos hace sentirnos ricos; motivo por el cual somos todos los «Camellos» de la parábola bíblica con relación al Trabajo Esotérico.
Es urgente Auto-observarnos de momento en momento con el propósito de conocer claramente los fundamentos sobre los que descansa.
Cuando uno descubre aquello que más le ofende en un instante dado; la molestia que le dieron por tal o cual cosa; entonces descubre las bases sobre las cuales descansa psicológicamente. Tales bases constituyen según el evangelio Cristiano «Las arenas sobre las cuales edificó su casa».
Es necesario anotar cuidadosamente cómo y cuándo despreció a otros sintiéndose superior tal vez debido al título o a la posición social o a la experiencia adquirida o al dinero. etc., etc., etc.
Grave es sentirse uno rico, superior a fulano o a zutano por tal o cual motivo. Gente así no puede entrar al Reino de los Cielos. Bueno es descubrir en qué se siente uno halagado, en qué es satisfecha su vanidad, esto vendrá a mostrarnos los fundamentos sobre los que nos apoyamos.
Sin embargo, tal clase de observación no debe ser cuestión meramente teórica, debemos ser prácticos y observarnos cuidadosamente en forma directa, de instante en instante.
Cuando uno comienza a comprender su propia miseria y nadidad; cuando abandona los delirios de grandeza; cuando descubre la necedad de tantos títulos, honores y vanas superioridades sobre nuestros semejantes es señal inequívoca de que ya empieza a cambiar.
Uno no puede cambiar si se aferra a eso que dice: “Mi casa». «Mi dinero», «Mis propiedades» Mi empleo, Mis virtudes, Mis capacidades intelectuales, Mis capacidades artísticas, Mis conocimientos, Mi prestigio, etc., etc., etc.
Eso de aferrarse a lo Mío a Mí, es más que suficiente como para impedir reconocer nuestra propia nadidad y miseria interior.
Uno se asombra ante el espectáculo de un incendio o de un naufragio; entonces las gentes desesperadas se apoderan muchas veces de cosas que dan risa; cosas sin importancia.
¡Pobres gentes!, se sienten en esas cosas, descansan en tonterías, se apegan a eso que no tiene la menor importancia.
Sentirse a sí mismos por medio de las cosas exteriores, fundamentalmente en ellas, equivale a estar en estado de absoluta inconsciencia.
El sentimiento de la SEIDAD, (EL SER REAL ), Sólo es posible disolviendo a todos esos «Yoes», que en nuestro interior llevamos; antes, tal sentimiento resulta algo más que imposible.
Desgraciadamente los adoradores del «Yo» no aceptan esto; ellos se creen Dioses; piensan que ya poseen esos «Cuerpos Gloriosos» de que hablara Pablo de Tarso; suponen que el «YO» es divino y no hay quien les quite tales absurdos de la cabeza.
Uno no sabe qué hacer con tales gentes, se les explica y no entienden; siempre aferrados a las arenas sobre las cuales edificaron su casa; siempre metidos en sus dogmas, en sus caprichos, en sus necedades.
Si esas gentes se auto-observaran seriamente, verificarían por sí mismos la Doctrina de los Muchos; descubrirían dentro de sí mismos a toda esa multiplicidad de personas o «Yoes» que viven dentro de nuestro interior.
¿Cómo podría existir en nosotros el real sentimiento de nuestro verdadero SER, cuando esos «Yoes» están sintiendo por nosotros, pensando por nosotros?.
Lo más grave de toda esta tragedia es que uno piensa que está pensando, siente que está sintiendo, cuando en realidad es otro el que en un momento dado piensa con nuestro martirizado cerebro y siente con nuestro adolorido corazón.
¡Infelices de nosotros!, cuántas veces creemos estar amando y lo que sucede es que otro dentro de sí mismos lleno de lujuria utiliza el centro del corazón.
¡Somos unos desventurados, confundimos a la pasión animal con el amor!, y sin embargo es otro dentro de sí mismos, dentro de nuestra personalidad, quien pasa por tales confusiones.
Todos pensamos que jamás pronunciaríamos aquellas palabras del Fariseo en la parábola bíblica: «Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres», etc., etc.
Sin embargo, y aunque parezca increíble, así procedemos diariamente. El vendedor de carne en el mercado dice: «Yo no soy como los otros carniceros que venden carne de mala calidad y explotan a la gente».
El vendedor de telas en la tienda exclama: «Yo no soy como otros comerciantes que saben robar al medir y que se han enriquecido».
El vendedor de leche afirma: «Yo no soy como otros vendedores de leche que le ponen agua en la misma. Me gusta ser honrado».
La señora de casa comenta en visita, lo siguiente: «Yo no soy como fulana que anda con otros hombres, soy gracias a Dios persona decente y fiel a mi marido».
Conclusión: Los demás son malvados, injustos, adúlteros, ladrones y perversos y cada uno de nosotros una mansa oveja, un «Santito de chocolate», bueno para tenerlo como un niño de oro en alguna Iglesia.
¡Cuán necios somos!, pensamos a menudo que nunca hacemos todas esas tonterías y perversidades que vemos hacer a otros y llegamos por tal motivo a la conclusión de que somos magníficas personas, desgraciadamente no vemos las tonterías y mezquindades que hacemos.
Existen extraños momentos en la vida en que la mente sin preocupaciones de ninguna clase reposa. Cuando la mente está quieta y en silencio adviene entonces lo nuevo.
En tales instantes es posible ver las bases, los fundamentos, sobre los cuales descansamos.
Estando la mente en profundo reposo interior, podemos verificar por sí mismos la cruda realidad de esa arena de la vida, sobre la cual edificamos la casa. (Véase Mateo 7 -Versículos 24- 25- 26- 27 28- 29; parábola que trata de los dos cimientos).


CAPITULO 28. LA VOLUNTAD.

L
a «Gran Obra» es ante todo, la creación del hombre por sí mismo, a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios.
La «Gran Obra» es la conquista de sí mismos, de nuestra verdadera libertad en Dios.
Necesitamos con urgencia máxima, inaplazable, desintegrar todos esos «Yoes» que viven en nuestro interior si es que en realidad queremos la emancipación perfecta de la Voluntad.
Nicolás Flamel y Raimundo Lulio, pobres ambos, liberaron su voluntad y realizaron innumerables prodigios psicológicos que asombran
Agripa no llegó nunca más que a la primera parte de la Gran Obra y murió penosamente, luchando en la desintegración de sus «Yoes» con el propósito de poseerse a si mismo y fijar su independencia.
La emancipación perfecta de la Voluntad asegura al sabio el imperio absoluto sobre el Fuego, el Aire,. el agua y la tierra.
A muchos estudiantes de Psicología contemporánea les parecerá exagerado lo que renglones arriba afirmamos en relación con el poder soberano de la voluntad emancipada; sin embargo la Biblia nos habla maravillas sobre Moisés.
Según Filón, Moisés era un iniciado en las Tierras de los Faraones a orillas del Nilo, Sacerdote de Osiris, primo del Faraón, educado entre las columnas de ISIS, la Madre Divina, y de Osiris nuestro Padre que está en secreto.
Moisés era descendiente del Patriarca Abraham, el gran mago Caldeo, y del muy respetable Isaac.
Moisés el hombre que liberó el poder eléctrico de la voluntad, posee el don de los prodigios; esto lo saben los Divinos y los Humanos. Así está escrito.
Todo lo que las sagradas Escrituras dicen sobre ese caudillo hebreo, es ciertamente extraordinario, portentoso.
Moisés transforma su bastón en serpiente, transforma una de sus manos en mano de leproso, luego le devuelve la vida.
La prueba aquella del zarzal ardiente ha puesto en claro su poder, la gente comprende, se arrodilla y se posterna.
Moisés utiliza una vara mágica, emblema del poder real, del poder sacerdotal del iniciado en los Grandes Misterios de la Vida y de la Muerte.
Ante el faraón, Moisés cambia en sangre el agua del Nilo, los peces mueren, el río sagrado queda infectado, los egipcios no pueden beber de él, y las irrigaciones del Nilo derraman sangre por los campos.
Moisés hace más; logra que aparezcan millonadas de ranas desproporcionadas, gigantescas, monstruosas, que salen del río e invaden las casas. Luego, bajo su gesto, indicador de una voluntad libre y soberana, aquellas ranas horribles desaparecen.
Más como el Faraón no deja libre a los israelitas, Moisés obra nuevos prodigios: Cubre la tierra de suciedad, suscita nubes de moscas asqueantes e inmundas, que después se da el lujo de apartar.
Desencadena la espantosa peste, y todos los rebaños -excepto los de los judíos- mueren.
Cogiendo hollín del horno - dicen las Sagradas escrituras- lo tira al aire y, cayendo sobre los Egipcios, les causa pústulas y úlceras.
Extendiendo su famoso bastón Mágico, Moisés hace llover un granizo del cielo que en forma inclemente destruye y mata. A continuación hace estallar el rayo flamígero, retumba el trueno aterrador y llueve espantosamente, luego con un gesto devuelve la calma
Sin embargo, el Faraón continúa inflexible. Moisés, con un golpe tremendo de su vara mágica, hace surgir como por encanto nubes de langostas, luego vienen tinieblas. Otro golpe con la vara y todo retorna al orden original.
Muy conocido es el final de todo aquél Drama Bíblico del Antiguo testamento: Interviene Jehová, hace morir a todos los primogénitos de los Egipcios y al Faraón no le queda más remedio que dejar marchar a los hebreos.
Posteriormente Moisés se sirve de su vara Mágica para hender las aguas del Mar Rojo y atravesarlas a pie seco.
Cuando los guerreros Egipcios se precipitan allí persiguiendo a los Israelitas, Moisés con un gesto, hace que las aguas se vuelvan a cerrar tragándose éstas a los perseguidores.
Incuestionablemente muchos Seudo-Ocultistas al leer todo esto, quisieran hacer lo mismo, tener los mismos poderes de Moisés, sin embargo esto resulta algo más que imposible en tanto la Voluntad continúe embotellada entre todos y cada uno de esos «Yoes» que en los distintos transfondos de nuestra psiquis cargamos.
La Esencia embutida entre el «Mí Mismo» es el genio de la lámpara de Aladino,, anhelando libertad... Libre tal genio, puede realizar prodigios.
La Esencia es «Voluntad-Conciencia» desgraciadamente procesándose en virtud de nuestro propio condicionamiento.
Cuando la Voluntad se libera, entonces se mezcla o fusiona integrándose a sí con la Voluntad Universal, haciéndose por esto soberana.
La Voluntad individual fusionada con la Voluntad Universal, puede realizar todos los prodigios de Moisés.
Existen tres clases de actos: A) Aquellos que corresponden a la ley de los accidentes. B) Esos que pertenecen a la ley de recurrencia, hechos siempre repetidos en cada existencia. C) Acciones determinadas intencionalmente por la Voluntad Consciente.
Incuestionablemente sólo gentes que hayan liberado su Voluntad mediante la muerte el «Mí mismo», podrán realizar actos nuevos nacidos de su libre albedrío.
Los actos comunes y corrientes de la humanidad, son siempre el resultado de la Ley de Recurrencia o el mero producto de Accidentes Mecánicos.
Quien posee Voluntad libre de verdad, puede originar nuevas circunstancias; Quien tiene su Voluntad embotellada entre el «Yo Pluralizado», es víctima de las circunstancias.
En todas las páginas Bíblicas existe un despliegue maravilloso de Alta Magia, Videncia, Profecía, Prodigios, Transfiguraciones, Resurrección de muertos, ya por insuflación o por imposición de manos o por la mirada fija sobre el nacimiento de la nariz, etc., etc., etc.
Abunda en la Biblia el masaje, el aceite sagrado, los pases magnéticos, la aplicación de un poco de saliva sobre la parte enferma, la lectura del pensamiento ajeno, los transportes, las apariciones, las palabras venidas del cielo, etc., etc., etc., etc., verdaderas maravillas de la Voluntad Consciente liberada, emancipada, soberana.
¿Brujos? ¿Hechiceros? ¿Magos negros?, abundan como la mala hierba; empero esos no son santos, ni adeptos de la Blanca Hermandad.
Nadie podría llegar a la «Iluminación Real», ni ejercer el sacerdocio absoluto de la voluntad consciente, si previamente no hubiera muerto radicalmente en sí mismo, aquí y ahora.
Muchas gentes nos escriben frecuentemente quejándose de no poseer iluminación, pidiendo poderes, exigiéndonos claves que les conviertan en magos, etc., etc., etc., empero nunca se interesan por auto-observarse, por auto-conocerse, por desintegrar esos Agregados Psíquicos, esos Yoes, dentro de los cuales se encuentra enfrascada la Voluntad, la Esencia.
Personas así, obviamente están condenadas al fracaso. Son gentes que codician las facultades de los santos, pero que de ninguna manera están dispuestas a morir en sí mismas.
Eliminar errores es algo mágico, maravilloso de por sí, que implica rigurosa auto-observación Psicológica.
Ejercer poderes es posible cuando se libera radicalmente el poder maravilloso de la Voluntad.
Desgraciadamente como las gentes tienen la Voluntad enfrascada entre cada «Yo», obviamente aquella se encuentra dividida en múltiples Voluntades que se procesan cada una en virtud de su propio condicionamiento.
Resulta claro comprender que cada «Yo» posee por tal causa su Voluntad Inconsciente, particular.
Las innumerables Voluntades enfrascadas entre los «Yoes», chocan entre sí frecuentemente, haciéndonos por tal motivo impotentes, débiles, miserables, víctimas de las circunstancias, incapaces.



CAPITULO 29. LA DECAPITACION.

A
medida que uno trabaja sobre sí mismo va comprendiendo cada vez más y más, la necesidad de eliminar radicalmente de su naturaleza interior, todo eso que nos hace tan abominables.
Las peores circunstancias de la vida, las situaciones más críticas, los hechos más difíciles, resultan siempre maravillosos para el Auto-descubrimiento íntimo.
En esos momentos insospechados, críticos, afloran siempre y cuando menos lo pensamos, los Yoes más secretos; Si estamos alerta incuestionablemente nos descubrimos.
Las épocas más tranquilas de la vida son precisamente las menos favorables para el trabajo sobre sí mismo,
Existen momentos de la vida demasiado complicados en que uno tiene marcada tendencia a identificarse fácilmente con los sucesos y a olvidarse completamente de sí mismo; En esos instantes hace uno tonterías que ha nada conducen; Si estuviese alerta, si en esos mismos momentos en vez de perder la cabeza, se acordase de sí mismo, descubriría con asombro ciertos Yoes de los cuales jamás tuvo ni la más mínima sospecha de su posible existencia.
El sentido de la Auto-Observación íntima, se encuentra atrofiado en todo ser humano; trabajando seriamente, auto-observándose de momento en momento, tal sentido se desarrollará en forma progresiva.
A medida que el sentido de auto-observación prosiga su desarrollo mediante el uso continuo, nos iremos haciendo cada vez más capaces de percibir en forma directa aquellos Yoes sobre los cuales jamás tuvimos dato alguno relacionado con su existencia.
Ante el sentido de auto-observación íntima cada uno de esos Yoes que en nuestro interior habitan, asumen realmente esta o aquella figura secretamente afín con el defecto personificado por la misma. Indubitablemente la imagen de cada uno de estos Yoes tiene cierto sabor psicológico inconfundible mediante el cual aprehendemos, capturamos, atrapamos, instintivamente su naturaleza íntima, y el defecto que le caracteriza.
En principio el esoterista no sabe por donde empezar, siente la necesidad de trabajar sobre sí mismo pero se halla completamente desorientado.
Aprovechando los momentos críticos, las situaciones más desagradables, los instantes más adversos, si estamos alerta descubriremos nuestros defectos sobresalientes, los Yoes que debemos desintegrar urgentemente.
A veces puede empezarse por la ira o por el amor propio, o por el desdichado segundo de lujuria, etc., etc., etc.
Es necesario tomar nota sobre todo en nuestros estados psicológicos diarios, si es que en verdad queremos un cambio definitivo.
Antes de acostarnos conviene que examinemos los hechos ocurridos en el día, las situaciones embarazosas, la carcajada estruendosa de Aristófanes y la sonrisa sutil de Sócrates.
Puede que hayamos herido a alguien con una carcajada, puede que hayamos enfermado a alguien con una sonrisa o con una mirada fuera de lugar.
Recordemos que en esoterismo puro, bueno es todo lo que está en su lugar, malo es todo lo que está fuera de lugar.
El agua en su lugar es buena pero si ésta inundare la casa estaría fuera de lugar, causaría daños, sería mala y perjudicial.
El fuego en la cocina y dentro de su lugar, además de ser útil es bueno; fuera de su lugar quemando los muebles de la sala, sería malo y perjudicial.
Cualquier virtud por santa que sea, en su lugar es buena, fuera de lugar es mala y perjudicial. Con las virtudes podemos dañar a otros. Es indispensable colocar las virtudes en su lugar correspondiente.
¿Qué diríais de un sacerdote que estuviese predicando la palabra del Señor dentro de un prostíbulo? ¿Qué diríais de un varón manso y tolerante que estuviese bendiciendo a una cuadrilla de asaltantes que intentasen violarle a la mujer y las hijas? ¿Qué diríais de toda esa clase de tolerancia llevada al exceso? ¿Qué dirías sobre la actitud caritativa de un hombre que en vez de llevar comida a su casa, repartiese el dinero entre mendicantes del vicio? ¿Qué opinaríais sobre el hombre servicial que en un instante dado prestase un puñal a un asesino?
Recordad querido lector que entre las cadencias del verso también se esconde el delito. Hay mucha virtud en los malvados y hay mucha maldad en los virtuosos.
Aunque parezca increíble dentro del mismo perfume de la plegaria también se esconde el delito.
El delito se disfraza de santo, usa las mejores virtudes, se presenta como mártir y hasta oficia en los templos sagrados.
A medida que el sentido de la auto-observación íntima se desarrolla en nosotros mediante el uso continuo, podremos ir viendo todos esos yoes que sirven de fundamento básico a nuestro temperamento individual, ya sea este último, sanguíneo o nervioso, flemático o bilioso.
Aunque usted no lo crea, querido lector, detrás del temperamento que poseemos se esconde entre las más remotas profundidades de nuestra psiquis, las creaciones mas diabólicas más execrables.
Ver tales creaciones, observar esas monstruosidades del infierno dentro de las cuales se halla embotellada nuestra mismísima conciencia, se hace posible con el desarrollo siempre progresivo del Sentido de Auto-Observación íntima.
En tanto un hombre no haya disuelto estas creaciones del infierno, estas aberraciones de sí mismo, indubitablemente en lo más hondo, en lo más profundo, continuará siendo algo que no debería existir, una deformidad, una abominación.
Lo más grave de todo esto es que el abominable no se da cuenta de su propia abominación, se cree bello, justo, buena persona, y hasta se queja de la incomprensión de los demás, lamenta la ingratitud de sus semejantes, dice que no le entienden, llora afirmando que le deben, que le han pagado con moneda negra, etc., etc., etc.
El sentido de la Auto-Observación íntima nos permite verificar por sí mismos y en forma directa el trabajo secreto mediante el cual en tiempo dado estamos disolviendo tal o cual yo (Tal o cual defecto psicológico), posiblemente descubierto en condiciones difíciles y cuando menos lo sospechábamos.
¿Habéis pensado tú alguna vez en la vida sobre lo que más os agrada o desagrada? ¿Tú, habéis reflexionado sobre los resortes secretos de la acción? ¿Porqué queréis tener una bella casa? ¿Porqué deseáis tener un coche último modelo? ¿Porqué queréis estar siempre a la última moda? ¿Porqué codicíais no ser codiciosos? ¿Qué es lo que más te ofendió en un momento dado?.
¿Qué es lo que más os halagó ayer? ¿Porqué os sentisteis superior a fulano o a fulana de tal, en determinado instante? ¿A qué hora te sentisteis superior a alguien? ¿Porqué te engreíste al relatar tus triunfos? ¿No pudisteis callar cuando murmuraban de otra persona conocida? ¿Recibisteis la copa de licor por cortesía?
¿Aceptaste fumar tal vez no teniendo el vicio, posiblemente por el concepto de educación o de hombría? ¿Estás seguro de haber sido sincero en aquella conversación? ¿Y cuando te justificas a ti mismo, y cuando te alabas, y cuando cuentas tus triunfos y los relatas repitiendo lo que antes dijiste a los demás, comprendiste que eras vanidoso?
El sentido de la Auto-Observación íntima además de permitirte ver claramente al Yo que estáis disolviendo, te permitirá también ver los resultados patéticos y definitivos de tu trabajo interior.
En principio estas creaciones del infierno, estas aberraciones psíquicas que desgraciadamente te caracterizan, son más feas y monstruosas que las bestias más horrendas que existen en el fondo de los mares o en las selvas más profundas de la tierra; conforme avancéis en vuestro trabajo podéis evidenciar mediante el Sentido de Auto-Observación interior el hecho sobresaliente de que aquellas abominaciones van perdiendo volumen, se van empequeñeciendo...
Resulta interesante saber que tales bestialidades conforme decrecen en tamaño, conforme pierden volumen y se empequeñecen, ganan en belleza, asumen lentamente la figura infantil; por último se desintegran, se convierten en polvareda cósmica, entonces la Esencia enfrascada, se libera, se emancipa, despierta.
Indubitablemente la mente no puede alterar fundamentalmente ningún defecto psicológico; obviamente el entendimiento puede darse el lujo de rotular un defecto con tal o cual nombre, de justificarlo, de pasarlo de un nivel a otro, etc., mas no podría por sí mismo aniquilarlo, desintegrarlo.
Necesitamos urgentemente de un poder flamígero superior a la mente, de un poder que sea capaz por sí mismo de reducir tal o cual defecto psicológico a mera polvareda cósmica.
Afortunadamente existe en nosotros ese poder serpentino, ese fuego maravilloso que los viejos alquimistas medievales bautizaron con el nombre misterioso de Stella Maris, la Virgen del Mar, el Azoe de la ciencia de Hermes, la Tonantzin del México Azteca, esa derivación de nuestro propio Ser íntimo, Dios-Madre en nuestro interior simbolizado siempre con la serpiente sagrada de los Grandes Misterios.
Si después de haber observado y comprendido profundamente tal o cual defecto psicológico (tal o cual Yo), suplicamos a nuestra Madre Cósmica particular, pues cada uno de nos tiene la suya propia, desintegre, reduzca a polvareda cósmica, este o aquél defecto, aquel Yo, motivo de nuestro Trabajo interior, podéis estar seguros de que el mismo perderá volumen y lentamente se irá pulverizando.
Todo esto implica naturalmente sucesivos trabajos de fondo, siempre continuos, pues ningún Yo, puede ser desintegrado jamás instantáneamente. El sentido de Auto-Observación íntima podrá ver el avance progresivo del trabajo relacionado con la abominación que nos interese verdaderamente desintegrar.
Stella Maris aunque parezca increíble es la signatura astral de la potencia sexual humana.
Obviamente Stella Maris tiene el poder efectivo para desintegrar las aberraciones que en nuestro interior psicológico cargamos.
La decapitación de Juan Bautista es algo que nos invita a la reflexión; no sería posible ningún cambio psicológico radical si antes no pasáramos por la decapitación.
Nuestro propio ser derivado, Tonantzin, Stella Maris como potencia eléctrica desconocida para la humanidad entera y que se halla latente en el fondo mismo de nuestra psiquis, ostensiblemente goza del poder que le permite decapitar a cualquier Yo antes de la desintegración final.
Stella Maris es ese fuego filosofal que se encuentra latente en toda materia orgánica e inorgánica.
Los impulsos psicológicos pueden provocar la acción intensiva de tal fuego y entonces la decapitación se hace posible.
Algunos Yoes suelen ser decapitados al comienzo del Trabajo Psicológico, otros en el medio y los últimos al final. Stella Maris como potencia ígnea sexual tiene conciencia plena del trabajo a realizar y realiza la decapitación en el momento oportuno, en el instante adecuado.
En tanto no se haya producido la desintegración de todas estas abominaciones psicológicas, de todas estas lascivias, de todas estas maldiciones: robo, envidia, adulterio secreto o manifiesto, ambición de dinero o de poderes psíquicos, etc., aún cuando nos creamos personas honorables, cumplidoras de la palabra, sinceras, corteses, caritativas, hermosas en el interior, etc., obviamente no pasaremos de ser mas que sepulcros blanqueados, hermosos por fuera mas por dentro llenos de asqueante podredumbre.
La erudición libresca, la Pseudo-sapiencia, la información completa sobre las sagradas escrituras, ya sean éstas de oriente o de occidente, del norte o del sur, el Pseudo ocultismo, el pseudo-esoterismo, la absoluta seguridad de estar bien documentados, el sectarismo intransigente con pleno convencimiento, etc., de nada sirve porque en realidad sólo existe en el fondo eso que ignoramos, creaciones del infierno, maldiciones, monstruosidades que se esconden tras la cara bonita, tras el rostro venerable, bajo el ropaje santísimo del líder sagrado, etc.
Tenemos que ser sinceros consigo mismos, preguntarnos qué es lo que queremos, si hemos venido a la Enseñanza Gnóstica por mera curiosidad, si de verdad no es pasar por la decapitación lo que estamos deseando, entonces nos estamos engañando a sí mismos, estamos defendiendo nuestra podredumbre, estamos procediendo hipócritamente.
En las escuelas más venerables de la sapiencia esotérica y del ocultismo existen muchos equivocados sinceros que de verdad quieren auto-realizarse pero que no están dedicados a la desintegración de sus abominables interiores.
Son muchas las gentes que suponen que mediante las buenas intenciones es posible llegar a la santificación. Obviamente en tanto no se trabaje con intensidad sobre esos yoes que en nuestro interior cargamos, ellos continuarán existiendo bajo el fondo de la mirada piadosa y de la buena conducta.
Ha llegado la hora de saber que somos unos malvados disfrazados con la túnica de la santidad; ovejas con piel de lobo; caníbales vestidos con traje de caballero; verdugos escondidos tras el signo sagrado de la cruz, etc.
Por muy majestuosos que aparezcamos dentro de nuestros templos, o dentro de nuestras aulas de luz y de armonía, por muy serenos y dulces que nos vean nuestros semejantes, por muy reverendos y humildes que parezcamos, en el fondo de nuestra psiquis continúan existiendo todas las abominaciones del infierno y todas las monstruosidades de las guerras.
En Psicología Revolucionaria se nos hace evidente la necesidad de una transformación radical y ésta sólo es posible declarándonos a sí mismos una guerra a muerte, despiadada y cruel.
Ciertamente nosotros todos no valemos nada, somos cada uno de nos la desgracia de la tierra, lo execrable.
Afortunadamente Juan Bautista nos enseñó el camino secreto: MORIR EN SI MISMOS MEDIANTE LA DECAPITACION PSICOLOGICA.


CAPITULO 30- EL CENTRO DE GRAVEDAD PERMANENTE.

N
o existiendo una verdadera individualidad, resulta imposible que haya continuidad de propósitos. Si no existiese el individuo psicológico, si en cada uno de nosotros viven muchas personas, si no hay sujeto responsable, sería absurdo exigirle a alguien continuidad de propósitos.
Bien sabemos que dentro de una persona viven muchas personas, entonces el sentido pleno de la responsabilidad no existe realmente en nosotros.
Lo que un Yo determinado afirma en un instante dado, no puede revestir ninguna seriedad debido al hecho concreto de que cualquier otro Yo puede afirmar exactamente lo contrario en cualquier otro momento.
Lo grave de todo esto es que muchas gentes creen poseer el sentido de responsabilidad moral y se auto-engañan afirmando ser siempre las mismas.
Personas hay que en cualquier instante de su existencia vienen a los Estudios Gnósticos, resplandecen con la fuerza del anhelo, se entusiasman con el Trabajo Esotérico y hasta juran consagrar la totalidad de su existencia a estas cuestiones.
Incuestionablemente todos los hermanos de nuestro movimiento llegan hasta admirar a un entusiasta así.
Uno no puede menos que sentir gran alegría al escuchar personas de esta clase, tan devotas y definitivamente sinceras.
Sin embargo, el idilio no dura mucho tiempo, cualquier día debido a tal o cual motivo justo o injusto, sencillo o complicado, la persona se retira de la Gnosis, entonces abandona el Trabajo y para enderezar el entuerto, o tratando de justificarse a sí misma, se afilia a cualquier otra organización mística y piensa que ahora va mejor.
Todo este ir y venir, todo este cambiar incesante de escuelas, sectas, religiones, se debe a la multiplicidad de Yoes que en nuestro interior luchan entre sí por su propia supremacía.
Como quiera que cada Yo posee su propio criterio, su propia mente, sus propias ideas, es apenas normal este cambio de pareceres, este mariposear constante de organización, de ideal en ideal, etc.; El sujeto en sí, no es más que una máquina que tan pronto sirve de vehículo a un Yo como a otro.
Algunos Yoes místicos se auto-engañan, después de abandonar tal o cual secta resuelven creerse Dioses, brillan como luces fatuas y por último desaparecen.
Personas hay que por un momento se asoman al Trabajo Esotérico y luego en el instante en que otro Yo interviene, abandonan definitivamente estos estudios y se dejan tragar por la vida.
Obviamente si uno no lucha contra la vida, ésta se lo devora y son raros los aspirantes que de verdad no se dejan tragar por la vida.
Existiendo dentro de nosotros toda una multiplicidad de Yoes, el Centro de Gravedad Permanente no puede existir.
Es apenas normal que no todos los sujetos se auto-realicen íntimamente. Bien sabemos que la Auto-Realización íntima del ser exige continuidad de propósitos y como quiera que es muy difícil encontrar a alguien que tenga un Centro de Gravedad Permanente, entonces no es extraño que sea muy rara la persona que llegue a la Auto-Realización interior profunda.
Lo normal es que alguien se entusiasme por el Trabajo Esotérico y que luego lo abandone; lo extraño es que alguien no abandone el Trabajo y llegue a la meta.
Ciertamente y en nombre de la verdad, afirmamos que el sol está haciendo un experimento de laboratorio muy complicado y terriblemente difícil.
Dentro del animal intelectual equivocadamente llamado hombre, existen gérmenes que convenientemente desarrollados pueden convertirnos en hombres solares.
Sin embargo, no está de más aclarar que no es seguro que esos gérmenes se desarrollen, lo normal es que se degeneren y pierdan lamentablemente.
En todo caso los citados gérmenes que han de convertirnos en hombres solares necesitan de un ambiente adecuado, pues bien sabido es que la semilla en un medio estéril no germina, se pierde.
Para que la semilla real del hombre depositada en nuestras glándulas sexuales pueda germinar se necesita continuidad de propósitos y cuerpo físico normal.
Si los científicos continúan haciendo ensayos con las glándulas de secreción interna, cualquier posibilidad de desarrollo de los mencionados gérmenes podrá perderse.
Aunque parezca increíble, las hormigas pasaron ya por un proceso similar, en un remoto pasado arcaico de nuestro planeta Tierra.
Uno se llena de asombro al contemplar la perfección de un palacio de hormigas. No hay duda de que el orden establecido en cualquier hormiguero es formidable.
Aquellos iniciados que han despertado conciencia saben por experiencia mística directa que las hormigas en tiempos que ni remotamente sospechan los historiadores más grandes del mundo, fueron una raza humana que creó una poderosísima civilización socialista.
Entonces eliminaron los dictadores de aquella familia las diversas sectas religiosas y el libre albedrío, pues todo ello les restaba poder y ellos necesitaban ser totalitarios en el sentido más completo de la palabra
En estas condiciones, eliminada la iniciativa individual y el derecho religioso, el animal intelectual se precipitó por el camino de la involución y degeneración.
A todo lo antes dicho se añadieron los experimentos científicos; trasplantes de órganos, glándulas, ensayos con hormonas, etc., etc., etc., cuyo resultado fue el empequeñecimiento gradual y la alteración morfológica de aquellos organismos humanos hasta convertirse por último en las hormigas que conocemos.
Toda aquella civilización, todos esos movimientos relacionados con el orden social establecido se volvieron mecánicos y se heredaron de padres a hijos; hoy uno se llena de asombro al ver un hormiguero, más no podemos menos que lamentar su falta de inteligencia.
Si no trabajamos sobre sí mismos, involucionamos y degeneramos espantosamente.
El experimento que el sol está haciendo en el laboratorio de la naturaleza, ciertamente además de ser difícil ha dado muy pocos resultados.
Crear hombres solares sólo es posible cuando existe verdadera cooperación en cada uno de nosotros.
No es posible la creación del hombre solar si no establecemos antes un Centro de Gravedad Permanente en nuestro interior.
¿Cómo podríamos tener continuidad de propósitos si no establecemos en nuestra psiquis el Centro de Gravedad?.
Cualquier raza creada por el sol, ciertamente no tiene otro objetivo en la naturaleza que el de servir a los intereses de esta creación y al experimento solar.
Si el Sol fracasa en su experimento, pierde todo interés por una raza así y ésta de hecho queda condenada a la destrucción y a la involución.
Cada una de las razas que han existido sobre la faz de la tierra ha servido para el experimento solar. De cada raza ha logrado el Sol algunos triunfos, cosechando pequeños grupos de hombres solares.
Cuando una raza ha dado sus frutos, desaparece en forma progresiva o perece violentamente mediante grandes catástrofes.
La creación de hombres solares es posible cuando uno lucha por independizarse de las fuerzas lunares. No hay duda de que todos estos Yoes que llevamos en nuestra Psiquis son de tipo exclusivamente lunar.
En modo alguno sería imposible liberarnos de la fuerza lunar si no estableciéramos previamente en nosotros un Centro de Gravedad Permanente.
¿Cómo podríamos disolver la totalidad del Yo pluralizado si no tenemos continuidad de propósitos? ¿De qué manera podríamos tener continuidad de propósitos sin haber establecido previamente en nuestra Psiquis un Centro de Gravedad Permanente?
Como quiera que la raza actual en vez de independizarse de la influencia lunar, ha perdido todo interés por la inteligencia solar, incuestionablemente se ha condenado a sí misma hacia la involución y degeneración.
No es posible que el hombre verdadero surja mediante la mecánica evolutiva. Bien sabemos que la evolución y su hermana gemela de involución, son tan sólo dos leyes que constituyen el eje mecánico de toda naturaleza. Se evoluciona hasta cierto punto perfectamente definido y luego viene el proceso involutivo; a toda subida le precede una bajada y viceversa.
Nosotros somos exclusivamente máquinas controladas por distintos yoes. Servimos a la economía de la naturaleza, no tenemos una individualidad definida como suponen equivocadamente muchos pseudo-esoteristas y pseudo-ocultistas.
Necesitamos cambiar con urgencia máxima a fin de que los gérmenes del hombre den sus frutos.
Sólo trabajando sobre sí mismos con verdadera continuidad de propósitos y sentido completo de responsabilidad moral podemos convertirnos en Hombres solares. Esto implica consagrar la totalidad de nuestra existencia al Trabajo Esotérico sobre sí mismos.
Aquellos que tienen esperanza en llegar al estado solar mediante la mecánica de la evolución, se engañan a sí mismos y se condenan de hecho a la degeneración involutiva.
En el Trabajo Esotérico no podemos darnos el lujo de la versatilidad; esos que tienen ideas veletas, esos que hoy trabajan sobre su psiquis y mañana se dejan tragar por la vida, esos que buscan evasivas, justificaciones para abandonar el Trabajo Esotérico, degenerarán e involucionarán.
Algunos aplazan el error, dejan todo para mañana mientras mejoran su situación económica, sin tener en cuenta que el experimento solar es algo muy distinto a su criterio personal y a sus consabidos proyectos.
No es tan fácil convertirse en Hombre solar cuando cargamos la Luna en nuestro interior. (El ego es lunar).
La Tierra tiene dos lunas; la segunda de éstas es llamada lilith y se halla un poco más distante que la luna blanca. Los astrónomos suelen ver a lilith como una lenteja pues es de muy poco tamaño. Esa es la Luna negra. Las fuerzas más siniestras del Ego llegan a la Tierra desde Lilith y producen resultados psicológicos infrahumanos y bestiales.
Los crímenes de la prensa roja, asesinatos más monstruosos de la historia, los delitos más insospechados, etc., etc., etc., se deben a las ondas vibratorias de lilith.
La doble influencia lunar representada en el ser humano mediante el Ego que carga en su interior hacen de nosotros un verdadero fracaso.
Si no vemos la urgencia de entregar la totalidad de nuestra existencia al Trabajo sobre sí mismos con el propósito de liberarnos de la doble fuerza lunar, terminaremos tragados por la Luna, involucionando, degenerando cada vez más y más dentro de ciertos estados que bien podríamos calificar de inconscientes e infraconcientes. Lo grave de todo esto es que no poseemos la verdadera individualidad, si tuviéramos un Centro de Gravedad Permanente trabajaríamos de verdad seriamente hasta lograr el estado solar.
Hay tantas disculpas en estas cuestiones, hay tantas evasivas, existen tantas atracciones fascinantes, que de hecho suele hacerse casi imposible comprender por tal motivo la urgencia del Trabajo Esotérico. Sin embargo, el pequeño margen que tenemos del libre albedrío y la Enseñanza Gnóstica orientada hacia el trabajo práctico, podrían servirnos de basamento para nuestros nobles propósitos relacionados con el experimento solar.
La mente veleta no entiende lo que aquí estamos diciendo, lee este capítulo y posteriormente lo olvida; viene después otro libro y otro, y al final concluimos afiliándonos a cualquier institución que nos venda pasaporte para el cielo, que nos hable en forma más optimista, que nos asegure comodidades en el más allá.
Así son las gentes, meras marionetas controladas por hilos invisibles, muñecos mecánicos con ideas veletas y sin continuidad de propósitos.


CAPITULO 31. EL TRABAJO ESOTERICO GNOSTICO

E
s urgente estudiar la Gnosis y utilizar las ideas prácticas que en esta obra damos para trabajar seriamente sobre sí mismos. Sin embargo no podríamos trabajar sobre sí mismos con la intención de disolver tal o cual «Yo» sin haberlo observado previamente.
La observación de sí mismo permite que penetre un rayo de luz en nuestro interior.
Cualquier «Yo» se expresa en la cabeza de un modo, en el corazón de otro modo y en el sexo de otro modo.
Necesitamos observar al «Yo» que en un momento dado hallamos atrapado, urge verlo en cada uno de estos tres centros de nuestro organismo.
En relación con otras gentes si estamos alertas y vigilantes como el vigía en época de guerra, nos auto-descubrimos.
¿Recuerda Ud. a qué hora le hirieron su vanidad? ¿Su orgullo? ¿Qué fue lo que más le contrarió en el día? ¿Por qué tuvo esa contrariedad? ¿Cuál su causa secreta? Estudie esto, observe su cabeza, corazón y sexo...
La vida práctica es una escuela maravillosa, en la inter-relación podemos descubrir esos «Yoes» que en nuestro interior cargamos.
Cualquier contrariedad, cualquier incidente, puede conducirnos mediante la auto-observación íntima al descubrimiento de un «Yo», ya sea éste de amor propio, envidia, celos, ira, codicia, sospecha, calumnia, lujuria, etc., etc., etc.
Necesitamos conocernos a sí mismos antes de poder conocer a los demás. Es urgente aprender a ver el punto de vista ajeno.
Si nos ponemos en el lugar de los demás, descubrimos que los defectos psicológicos que a otros endilgamos, los tenemos muy sobrados en nuestro interior.
Amar al prójimo es indispensable, mas uno no podría amar a otros si no aprende a ponerse en la posición de otra persona en el Trabajo Esotérico.
La crueldad continuará existiendo sobre la faz de la tierra en tanto no hayamos aprendido a ponernos en el lugar de otros.
¿Mas si uno no tiene el valor de verse a sí mismo, cómo podría colocarse en el lugar de otros?
¿Porqué habríamos de ver exclusivamente la parte mala de otras personas?
La antipatía mecánica hacia otra persona que por vez primera conocemos, indica que no sabemos ponernos en el lugar del prójimo, que no amamos al prójimo, que tenemos la conciencia demasiado dormida. ¿Nos cae muy antipática determinada persona? ¿Porqué motivo? ¿Tal vez bebe? observémonos...¿Estamos seguros de nuestra virtud? ¿Estamos seguros de no cargar en nuestro interior el «Yo» de la embriaguez?.
Mejor sería que al ver un borracho haciendo payasadas dijéramos: «Ese soy yo, qué payasadas estoy haciendo»... Es usted una mujer honesta y virtuosa y por ello le cae mal cierta dama; siente antipatía por ella. ¿Porqué? ¿Se siente muy segura de sí misma? ¿Cree usted que dentro de su interior no tiene el «Yo» de la lujuria? ¿piensa que aquella dama desacreditada por sus escándalos y lascivias es perversa? ¿Está usted segura de que en su interior no existe la lascivia y perversidad que usted ve en esa mujer?.
Mejor sería que se auto-observarse íntimamente y que en profunda meditación ocupase el lugar de aquella mujer a quien aborrece.
Es urgente valorizar el Trabajo Esotérico Gnóstico, es indispensable comprenderlo y apreciarlo si es que en realidad anhelamos un cambio radical. Se hace indispensable saber amar a nuestros semejantes, estudiar la Gnosis y llevar esta enseñanza a todas las gentes, de lo contrario caeremos en el egoísmo.
Si uno se dedica al Trabajo Esotérico sobre sí mismo, pero no da la enseñanza a los demás, su progreso íntimo se torna muy difícil por falta de amor al prójimo.
«El que da, recibe y mientras más dé, más recibirá, pero al que nada da hasta lo que tiene le será quitado». esa es la Ley.

CAPITULO 32.- LA ORACION EN EL TRABAJO.

O
bservación, juicio y Ejecución, son los tres factores básicos de la disolución. Primero: se observa. Segundo: se enjuicia. Tercero: se ejecuta. A los espías en la guerra, primero se les observa; segundo se les enjuicia; Tercero se le fusila.
En la inter-relación existe auto-descubrimiento y auto-revelación. Quien renuncia a la convivencia con sus semejantes, renuncia también al auto-descubrimiento.
Cualquier incidente de la vida por insignificante que parezca, indubitablemente tiene por causa un actor íntimo en nosotros, un agregado psíquico, un «Yo».
El auto-descubrimiento es posible cuando nos encontramos en estado de alerta percepción, alerta novedad.
«Yo» descubierto in fraganti, debe ser observado cuidadosamente en nuestro cerebro, corazón y sexo.
Un «Yo» cualquiera de lujuria podría manifestarse en el corazón como amor, en el cerebro como un ideal, más al poner atención al sexo, sentiríamos cierta excitación morbosa inconfundible.
El enjuiciamiento de cualquier «Yo» debe ser definitivo. Necesitamos sentarle en el banquillo de los acusados y juzgarle despiadadamente.
Cualquier evasiva, justificación, consideración, debe ser eliminada, si es que en verdad queremos hacernos conscientes del «Yo» que anhelamos extirpar de nuestra psiquis.
Ejecución es diferente; no sería posible ejecutar a un «Yo» cualquiera sin haberle previamente observado y enjuiciado.
Oración en el trabajo psicológico es fundamental para la disolución. Necesitamos de un poder superior a la mente, si es que en realidad deseamos desintegrar tal o cual «Yo».
La mente por sí misma nunca podría desintegrar ningún «Yo» , esto es irrebatible, irrefutable.
Orar es platicar con Dios. Nosotros debemos apelar a Dios Madre en nuestra intimidad, si es que en verdad queremos desintegrar «Yoes», quien no ama a su Madre, el hijo ingrato, fracasará en el Trabajo sobre sí mismo.
Cada uno de nosotros tiene su Madre Divina particular, individual, ella en sí misma es una parte de nuestro propio Ser, pero derivado.
Todos los pueblos antiguos adoraron a «Dios Madre» en lo más profundo de nuestro Ser, pero derivado.
Todos los pueblos antiguos adoraron a «Dios Madre» en lo más profundo de nuestro ser. El Principio femenino del Eterno es ISIS, MARIA, TONANTZIN, CIBELES, REA, ADONIA, INSOBERTA, etc., etc., etc.
Si en lo meramente físico tenemos Padre y Madre, en lo más hondo de nuestro Ser tenemos también a nuestro Padre que está en secreto y a nuestra Divina Madre Kundalini.
Hay tantos padres en el cielo cuantos hombres en la Tierra. Dios Madre en nuestra propia intimidad es el aspecto femenino de nuestro padre que está en secreto.
EL y ELLA son ciertamente las dos partes superiores de nuestro Ser íntimo. Indubitablemente EL y ELLA son nuestro mismo Ser Real más allá del «Yo» de la psicología.
EL se desdobla en ELLA y manda, dirige, instruye. ELLA elimina los elemento indeseables que en nuestro interior llevamos, a condición de un Trabajo continuo sobre sí mismo.
Cuando hayamos muerto radicalmente, cuando todos los elementos indeseables hayan sido eliminados después de muchos trabajos conscientes y padecimientos voluntarios, nos fusionaremos e integraremos con el «PADRE-MADRE», entonces seremos Dioses terriblemente divinos, más allá del bien y del mal.
Nuestra Madre Divina Particular, individual, mediante sus poderes flamígeros puede reducir a polvareda cósmica a cualquiera de esos tantos «Yoes» que haya sido previamente observado y enjuiciado.
En modo alguno sería necesaria una fórmula específica para rezarle a Nuestra Madre Divina interior. Debemos ser muy naturales y simples al dirigirnos a ELLA. El niño que se dirige a su Madre, nunca tiene fórmulas especiales, dice lo que le sale de su corazón y eso es todo.
Ningún «yo» se disuelve instantáneamente; nuestra Divina Madre debe trabajar y hasta sufrir muchísimo antes de lograr una aniquilación de cualquier «Yo».
Volveos introvertidos, dirigid vuestra plegaria hacia adentro, buscando dentro de vuestro interior a vuestra Divina Señora y con súplicas sinceras podéis hablarle. Rogadle desintegre aquél «Yo» que hayáis previamente observado y enjuiciado. El sentido de auto-observación íntima, conforme se vaya desarrollando, os permitirá verificar el avance progresivo de vuestro trabajo.
Comprensión, discernimiento, son fundamentales, sin embargo se necesita de algo más si es que en realidad queremos desintegrar el «MI MISMO». La mente puede darse el lujo de rotular cualquier defecto, pasarlo de un departamento a otro, exhibirlo, esconderlo, etc., más nunca podría alterarlo fundamentalmente.
Se necesita de un poder especial superior a la mente, de un poder flamígero capaz de reducir a cenizas cualquier defecto. STELLA MARIS, nuestra Divina Madre, tiene ese poder, puede pulverizar cualquier defecto psicológico.
Nuestra Divina Madre, vive en nuestra intimidad, más allá del cuerpo, de los afectos y la mente. Ella es por sí misma un poder ígneo superior a la mente. Nuestra Madre Cósmica particular, individual, posee Sabiduría, Amor, y Poder. En ella existe absoluta perfección. Las buenas intenciones y la repetición constante de las mismas, de nada sirven, a nada conducen.
De nada serviría repetir: «No seré lujurioso»; los Yoes de la lascivia de todas maneras continuarán existiendo en el fondo mismo de nuestra psiquis. De nada serviría repetir diariamente: «No tendré más ira». Los Yoes de la ira continuarán existiendo en nuestros fondos psicológicos. De nada serviría decir diariamente: «no seré más codicioso». Los yoes de la codicia continuarán existiendo en los diversos trasfondos de nuestra psiquis. De nada serviría apartarnos del mundo y encerrarnos en un convento o vivir en alguna caverna; los «Yoes» dentro de nosotros continuarían existiendo.
Algunos anacoretas cavernarios a base de rigurosas disciplinas llegaron al éxtasis de los santos y fueron llevados a los cielos, donde vieron y oyeron cosas que a los seres humanos no les es dable comprender; sin embargo, los «Yoes» continuaron existiendo en su interior.
Incuestionablemente la Esencia puede escaparse del «Yo» a base de rigurosas disciplinas y gozar del éxtasis, empero, después de la dicha, retorna al interior del «Mí Mismo».
Quienes se han acostumbrado al éxtasis, sin haber disuelto el «Ego», creen que ya alcanzaron la liberación, se auto-engañan creyéndose Maestros y hasta ingresan a la involución sumergida. Jamás nos pronunciaríamos contra el arrobamiento místico, contra el éxtasis y la felicidad del Alma en ausencia del EGO. Sólo queremos poner énfasis en la necesidad de disolver «Yoes» para lograr la liberación final.
La Esencia de cualquier anacoreta disciplinado, acostumbrado a escaparse del «Yo», repite tal hazaña después de la muerte del cuerpo físico, goza por un tiempo del éxtasis y luego vuelve como el Genio de la lámpara de Aladino al interior de la botella, el Ego, al Mí mismo.
Entonces no le queda más remedio que retornar a un nuevo cuerpo físico, con el propósito de repetir su vida sobre el tapete de la existencia. Muchos místicos que desencarnaron en las cavernas de los Himalayas, el Asia Central, ahora son personas vulgares, comunes y corrientes en este mundo, a pesar de que sus seguidores todavía les adoren y veneren.
Cualquier intento de liberación por grandioso que éste sea, si no tiene en cuenta la necesidad de disolver el Ego, está condenado al fracaso.

No hay comentarios:

.

.

GOTICO

Mi lista de blogs

Etiquetas

Mi lista de vínculos "silesiusz"

*